No niego que hace dos semanas tenía miedo hasta de salir de casa, pero después de haber comprobado que Maxi solo estaba de paso o yo que sé y no buscándonos, he vuelto a vivir.
Mi preocupación es más por el hecho de que no quiero más problemas, apenas y tengo una relación con mi hermana, no quiero seguir sintiendo que le debo algo.
Después de todo, tuve una relación con quién sigue denominando el amor de su vida. Y claro que no lo sabía pero eso no me quita lo estúpida.
Para nada.
Cierro la carpeta llena de números, no me gusta hacer la contabilidad de este lugar sola. Pero es que Josué no vino hoy y tengo que entregar estas facturas cuánto antes.
—Mami, ¿Los carteros llegan al cielo?
Centro mi atención en Jared que juega sentado en su pequeño rincón de juegos que tiene en mi trabajo. Sonrío agachándome a su altura.
—Pero por supuesto que no pueden llegar al cielo, mi amor. —me encojo de hombros.— ¿Por qué? ¿Qué quieres hacer?
—Mandarle una carta a papá. —explica.— Quiero pedirle que busque a la mamá de Amelia.
—Mi amor...
—Y también que venga a casa en navidad. —musita jugando con sus colores.— Me gustaría mucho que Santa lo deje bajo el árbol.
Sonrío acariciando su mejilla.
Jared realmente necesita a su padre. Y cada vez lo hace más notorio y doloroso para mí.
—Amor, necesito que entiendas que tú papá no está en la luna. —le digo ayudándole a sentarse en mis piernas.— Tu padre no es el guardián de la luna.
—Claro que si, yo lo sé porque él me lo dijo.
—Por supuesto que no, Jared. —insisto.— Tu papá no está en la luna, tampoco es el guardián de nada y no pudo haberte dicho nada porque no sabe en dónde estamos.
—¿Y entonces en dónde está mi papá?
Un suspiro brota de mis labios.
Esa es una buena pregunta que yo no puedo responder y que evidentemente, él tampoco.
No sé dónde está Ruggero, no sé nada de él desde hace años. Pero si pudiera, tampoco quisiera saber de él.
Tengo demasiado rencor guardado en mi corazón. Y si pudiera, me llevaría a Jared muy lejos de todo y todos para que su padre jamás nos encuentre.
Pero no puedo seguir hiriendo a mi hijo así...
—Es... Es una larga historia, ¿Sabes? —acomodo su cabello.— Pero quiero que sepas que a tu padre le habría hecho muy feliz tenerte en su vida.
O eso es lo que elijo y quiero creer...
—¿Y en dónde está? —insiste con su pregunta. Suspiro profundo.
—No sé, amor. No sé de tu padre desde hace muchos años, desde antes que tú llegaras a mi vida. —explico con calma y paciencia.— Pero te prometo que vamos a encontrarlo, ¿Si?
Jared me mira, sé que mis palabras le han decepcionado.
Y lo confirmo cuando hace un puchero y sus ojos se llenan de lágrimas antes de soltar en llanto.
Dios...
Cuando creo que estamos superando el tema, las cosas vuelven a su punto inicial.
Siguen volviendo a Ruggero.
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He tenido un día agotador.
Y no es para menos después de todo el trabajo que tenía acumulado. Porque mi vida no es feliz de ninguna manera.
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TÚ, YO Y LA HISTORIA QUE NUNCA SE CONTÓ.
FanfictionNo llores por lo que se ha ido, ama lo que aún tienes.