—Te voy a extrañar.
—Ay, y yo a ti. —sonrío abrazando a mi amiga.— Pero nos vemos después de las fiestas. Disfruta mucho con tu familia.
—Voy a volver a Chile por unos días. ¿Algún regalo especial que necesites?
Niego relamiendo mis labios.
Solo quiero irme a Italia y pasar mis vacaciones con papá.
Pero cualquier cosa que desee regalarme, será muy bienvenida. Por supuesto.
El llamado para mi vuelo hace que le abrace una última vez y me despida de ella prometiendo que nos veremos muy pronto.
Y en solo media hora después, estamos despegando.
Estoy ansiosa de llegar a Italia y volver a ver a papá.
Son las cuatro de la tarde cuando llego al aeropuerto, y las cinco cuando por fin llego a casa.
Y tan pronto pongo un pie dentro de la casa, encuentro el precioso y chistoso auto rosa que llama toda mi atención.
Meera ya está aquí.
—¡Mi niña!
—¡Nana!
Suelto mi maleta y extiendo mis brazos hacia ella dándole el mejor abrazo de la vida. Me alegra tanto estar de regreso...
Aunque sean tan solo dos semanas.
—Pero qué preciosa estás, te ves diferente. ¿Algo en específico?
—No, nada, es solo que mi vida está siendo un poco más divertida. —me río entrelazando su brazo con el mío.
Caminamos hacia la casa, y tan pronto entramos, escucho la voz de la persona que más amo en este mundo.
Me río saltando encima de él.
—¡Papi!
—Princesa. —responde entre risas.— Que pesada estás, ¿Estás comiendo mejor? Por fin.
Me río.
Si supiera que en realidad no es nada de eso...
Al contrario, mis comidas están tan desordenadas que hasta debo tener anemia. Pero no importa, ver a mi papá me hace feliz.
—No sabes lo bien que la estoy pasando en Eslovenia. —beso su mejilla.— Daniela es mi amiga, y David mi amigo. Siento que ellos tienen algo pero ambos lo niegan.
—¿Y qué me dices de Benjamín?
—También he hablado con él, estamos muy felices. —musito acomodando mi cabello.— Y ya estoy trabajando, te lo dije, ¿Verdad?
Asiente asegurando que está orgulloso, sonrío llevando mis manos a mi espalda.
Bueno...
¿Hacerme pasar por la novia de alguien es trabajar?
Oh sí, por supuesto que sí.
—¿Algo más que quieras decirme?
Le miro sonriendo en el proceso, me muerdo el labio inferior y niego.
—No, papá. No hay nada más por decir. —aseguro.
—Ah, mira quién llegó.
Miro hacia las escaleras sonriendo en el proceso. Aprieto los labios.
—Hola, mamá.
—Cariño. —me responde relajada. Miro a papá confundida y él me sonríe.
—A veces la menopausia amenaza con volverla loca. —susurra causando mi risa.
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TÚ, YO Y LA HISTORIA QUE NUNCA SE CONTÓ.
FanfictionNo llores por lo que se ha ido, ama lo que aún tienes.