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De regreso a Eslovenia, de regreso a todo lo aburrido...

Pero, con un bonito anillo de matrimonio en mi mano. Y con eso soy feliz.

Aunque mi vida se esté prácticamente acabando de lo rápido que está pasando mi semestre y de lo rápido que me tengo que graduar.

Ya comenzó el proceso de graduación y eso significa que comenzaron mis semanas aún más estresantes. Pero está bien, o eso creo.

En realidad no sé, solo sé que tomarme una noche libre de tareas y estrés con mis mejores amigos lo soluciona todo.

—Ahora, suéltalo. —Dani me señala con su cuchara de helado.— ¿Por qué tienes ese anillo justo en ese dedo? Ruggero tenía uno exactamente igual. O sea no igual pero tenía detalles del mismo color.

—Cierto, lo ví cuando te vino a dejar. —la apoya David.— Y también lo lleva en exactamente el mismo dedo.

—Y no podemos olvidar que hace dos semanas se fueron juntos y solos a Las Vegas.

—Y cuando volvieron comenzaron a subir fotos extrañamente románticas y muy bien tomadas.

—¿De verdad? Las tomé yo. —digo orgullosa.— ¿En serio soy tan talentosa?

—No cambies el tema, Karol.

Carraspeo rascando mi frente, ellos se miran entrecerrando los ojos.

¿Qué se supone que debo decir? Es obvio.

Ruggero y yo nos casamos en Las Vegas, pero no quiero hacerlo tan oficial todavía. Es que aún no le aviso a papá. Y no hay que ser adivina para saber que se va a volver loco.

—No cambies el tema. —repiten a la vez.

—No pasó nada, en realidad Rugge solo tenía trabajo que hacer y pidió que le acompañe y yo aproveché para pedirle que nos tomemos fotos lindas.

Ellos se miran entre sí sin creerme ni un poco, relamo mis labios evadiendo la mirada.

Si, tengo miedo de decirlo y piensen que estoy loca pero da igual.

—Pero bueno. —me pongo de pie tomando el bowl de palomitas.— Voy a llevar esto, ya no tenemos.

—¿Y me traes una soda?

—Una soda viene en camino. —me río.— ¿Necesitan algo más?

—No, muchas gracias.

Asiento y camino a la cocina para buscar lo que necesitamos. Y cuando vuelvo, Dani sigue eligiendo la película perfecta para ver entre los tres.

—¿Por qué dijiste que Ruggero no vino?

—Porque no tenemos que hacerlo todo juntos. —me río.— Y porque se fue a cenar con sus amigos.

—Hace mucho que no salía con sus amigos.

—Es que Agus y Valentina solo vienen de vez en cuando, su vida está en Argentina, y Ruggero aprovecha cuando vienen para verlos.

—¿Y se sigue llevando con esas intensas a las que no les caes bien?

—Si, pero no son sus mejores amigas, solo son amigas. —explico.— Pero igual hoy fue a verse con Agus, Maxi, Ágata, Thalía y Valentina.

—Thalía.

Daniela rueda los ojos, me río negando.

Ya está con David, ¿Qué quiere ahora?

Me muerdo el labio inferior y tomo mi teléfono revisando los mensajes que acaban de llegar.

Es papá.

TÚ, YO Y LA HISTORIA QUE NUNCA SE CONTÓ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora