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Estoy nerviosa.

La cabeza me está dando muchas vueltas y no he podido dejar de exigir que alguien encuentre a mi hijo o voy a volverme loca.

Me quiero morir.

Si algo le llega a pasar a Jared yo... Yo me voy a morir.

Quiero a mi hijo de regreso. Ahora mismo.

—¡¿Cómo que no han sabido nada?! ¡Mi hijo lleva horas fuera de casa y se supone que debía estar en la escuelita! ¡Que alguien me explique cómo se supone que nos garantizan seguridad si no saben en donde está mi hijo!

Daniela acaricia mi cabello y David me obliga a beber agua mientras Ruggero pelea por teléfono. Ni siquiera sé qué cosas le dicen pero en serio necesito que alguien me diga que mi hijo está bien.

Es todo lo que pido.

Me siento tan culpable de no haber llegado antes, de no haber estado para mí hijo cuando lo necesitaba.

¿Y si alguien lo está lastimando? ¿Y si están pegándole a mi bebé?

—¡Voy a denunciarlos a todos si mi hijo no aparece en los próximos diez minutos! —amenaza Ruggero.— ¡Voy a destrozar sus malditas y miserables vidas!

Lanza el teléfono sobre el sillón, me acerco a él.

—¿Nada?

Niega, me vuelvo a convertir en un mar de lágrimas.

Oliver salió a buscarlos con Agus y Maxi, deben tener mejores noticias. Espero que tengan mejores noticias.

Deben tenerla o yo...

Yo simplemente no podré seguir viviendo.

De ninguna maldita manera.

—¿Le diste la pastilla?

Daniela niega, Ruggero toma la pastilla de la mesita ratona y me la entrega junto con el vaso de agua.

—Bebe.

Niego conteniendo un sollozo. No quiero beber.

No quiero un calmante.

Quiero a mi hijo.

Aquí y ahora.

~~~~

Ruggero logró obligarme a tomar el calmante, y con eso por supuesto logró hacerme dormir. Así que después de cinco largas horas, por fin he podido despertar.

Cinco malditas horas en las que no pude hacer nada por ayudar a encontrar a mi hijo. Nada. Y por supuesto que estoy molesta y frustrada.

Abandono la habitación después de recogerme el cabello y tan pronto estoy en la sala tengo que maldecir al notar que no hay noticias de ningún tipo.

—Despertaste. —me dice Ruggero poniéndose de pie.— ¿Cómo te sientes?

—¿Hay noticias?

Todos niegan, maldigo sentándome en el sillón más cercano. Si no logramos saber nada en un minuto más, me voy a morir.

Me apoyo contra el respaldo del sillón, Ruggero se acerca abrazándome con fuerza y yo suspiro profundo soltando en llanto. Es que sin mi hijo me muero.

Si no me dicen nada de Jared en diez minutos me voy a morir y de verdad.

—¿Y Oliver?

—No sé. —admite Valentina.— Yo ya imprimí los afiches y... Y podemos ir a pegarlos ya.

TÚ, YO Y LA HISTORIA QUE NUNCA SE CONTÓ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora