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Abro los ojos con pesar, y diría que es gracias a que los rayos de sol se cuelan por mi ventana pero es porque en realidad me moví y estuve a punto de caerme hasta que me sujetaron el brazo.

Escucho una risa, volteo el rostro y entonces mi mirada encuentra aquel par de ojos cafés que me hacen sonreír. Hasta que caigo en cuenta de toda la realidad y mi sonrisa es reemplazada por un gesto serio y me siento en la cama.

No hace falta mirar debajo de las sábanas para saber que estoy desnuda, me llevo las manos al rostro soltando un suspiro.

—Buenos días. —le escucho decir con duda. Relamo mis labios antes de mirar el techo y responder;

—Buenos días... ¿Y Jared?

—Dannae ya llegó como dijiste que pasaría. Y trajo al perrito con ella así que los tres fueron a dar un paseo. —explica. Asiento.— Karol...

—No. —le interrumpo saliendo de la cama.— Ya sé lo que vas a decir.

—Entiendo. —suelta un suspiro. Le miro.— Me voy a bañar, ¿Hoy trabajas?

Niega, sonrío.

—Genial, entonces podemos ir los tres a comprar las cosas que le ofreciste a Jared.

Asiente, me pongo de pie caminando hacia la puerta y salgo de la habitación con solo una sábana cubriéndome.

Cuando estoy en mi habitación, camino hacia el baño y dejo caer la sábana mirándome al espejo. Me muerdo el labio inferior intentando ocultar mi sonrisa pero le es inevitable.

Yo simplemente... Estoy enamorada.

Y después de anoche, ni siquiera sé qué hacer.

Sacudo la cabeza y abro la llave de agua caliente antes de encender el espejo y buscar Spotify... Ni siquiera me voy a poner a pensar en lo ridícula que fue la fijación de Ruggero por cumplir todos y cada uno de los caprichos que yo tenía al soñar con la casa de mis sueños.

Solo lo voy a disfrutar.

Después de poner música, me meto a bañar y en cuanto salgo, voy directo al armario para buscar qué ponerme. Y mentiría si dijera que me pongo lo primero que veo porque en realidad lo pienso una y otra vez porque en serio quiero verme bien.

Después de vestirme, seco mi cabello, lo plancho y me pongo una diadema de perlas antes de maquillarme. Y cuando por fin estoy lista, salgo de mi habitación viendo a Ruggero salir de la suya también.

Sonrío caminando hacia él.

—¿Jared ya está listo?

—Dannae dijo que se haría cargo. —se excusa.— Te ves... Hermosa.

—¿Con un nuevo brillo en la piel? —musito divertida.— Yo también lo noté.

—Sobre lo que pasó ayer...

—Ya te dije que no quería que digas nada, sé lo que vas a decir. —pellizco su nariz.— Voy a ver a Jared.

Camino hacia la habitación de mi hijo, y tan pronto entro, él sonríe emocionado señalando a Dannae.

—¡Volvió, mami! ¡Y trajo a Niebla!

Eso me hace reír, me acerco a besar su frente y miro a mi nana antes de decir;

—Ve a descansar, nosotros vamos a salir y sé que tú estás cansada.

—De cansada nada. —me dice.— El desayuno está servido. No piensen irse sin comer.

Niego en desaprobación y beso su mejilla avisándole que su habitación ya está lista antes de pedirle que por favor se vaya a descansar. Ella por fin, accede y yo me encargo de ponerle los zapatos a mi hijo que es lo único que faltaba antes de bajar a desayunar.

TÚ, YO Y LA HISTORIA QUE NUNCA SE CONTÓ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora