Ocho de la noche y acabamos de cenar.
He recibido muchos regalos, cariño y atención.
Es cierto que me negué a tener una fiesta, pero el solo tener a todas las personas que amo conmigo me hace feliz.
Soy feliz con lo que tengo y no cambiaría ni el más pequeño detalle.
Así de conforme con mi vida estoy.
—Nosotros ya nos vamos al hotel. —dice papá.
—Pues nosotros queremos ir a bailar, es justo que nos llevemos a la festejada a algo más que a cenar. —exclama una feliz Meera.
Demás está decir que se ha pasado un poco de copas en la cena. Pero no importa.
Nicolás está cuidándola y eso hace que mamá se sienta más tranquila aunque no lo diga.
Acomodo mi cabello mientras Ruggero pone un abrigo sobre mis hombros y besa mi cabello.
—Pues entonces disfruten su noche, recuerden que mañana vamos a desayunar juntos. —nos dice mamá.— Y a pasar todo el día juntos.
—Si, mamá. Descuida.
Ella asiente y papá detiene un taxi pidiéndonos que no bebamos mucho si vamos a conducir, y cuando se marchan, miro a Ruggero antes de decir;
—Pero yo me quiero ir a casa.
—¿Ir a casa? —se ríe mi hermana.— Nada que ver, vámonos ya. ¿Conocen algún buen bar por aquí?
—Hay uno cerca de aquí, si quieren podemos ir. —cede Ruggero. Meera asiente.
Y aunque no estoy muy de acuerdo, cedo a ir con ellos. Por lo menos ya me cambié de ropa por algo más cómodo.
Sé que mi vestido era hermoso pero no podía llevarlo siempre.
Traen el auto de Ruggero y abre la puerta para mí antes de subirse y dejar que mi hermana y mi cuñado se suben.
Llevo mi cabello detrás de mí oreja antes de abrochar mi cinturón, Ruggero comienza a conducir.
Pongo algo de música en bajo volumen para agregar algo de ambiente aunque eso no hace falta cuando cinco minutos después, mi hermana comienza a hablar sin parar.
Dice cosas que ciertamente me llaman la atención pero que Nicolás ignora por completo.
Hasta que agrega un;
—Eres el novio perfecto, Ruggero. Que envidia le tengo a Karol. —se ríe.— De haber sabido que eras así de increíble, no te habría dejado ir después de terminar con Federico.
Nicolás y yo le miramos como si se hubiese vuelto loca, Meera se ríe y Ruggero se remueve evidentemente incómodo. Arqueo una ceja.
De ninguna jodida manera quiero que repita eso o se va a arrepentir.
Además, ¿Que no se suponía que Nicolás no sabía nada de eso?
—¿Ustedes ya se conocían?
Meera le mira, palidece visiblemente y me muerdo el labio inferior mientras Nicolás repite su pregunta. Ruggero carraspea.
—No. Nos conocimos cuando Karol me presentó con la familia.
—S-sí. —agrega Meera.— Solo estaba jugando.
—Un muy horrible juego. —le hago saber.— No me gustó.
Ruggero toma mi mano obligándome a mirar hacia adelante, y entonces, los murmullos se forman gracias a que ellos van discutiendo atrás y yo molesta con la falta de respeto de mi hermana.
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TÚ, YO Y LA HISTORIA QUE NUNCA SE CONTÓ.
FanficNo llores por lo que se ha ido, ama lo que aún tienes.