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Me muerdo la uña y muevo el pie nerviosa mientras Daniela bebe agua sentada a mi lado.

Yo soy la que trae el brazo lastimando pero es ella la que está disfrutando de la situación sin duda alguna.

—¿Karol Sevilla?

Ambas nos ponemos de pie, me acerco a tomar los resultados.

He venido a hacerme una prueba de embarazo y han sido las horas de espera más largas de toda mi vida. Dios, por poco me desmayo del estrés.

Admito que no planeaba venir pero es que resulta que tengo que hacerme cargo de mis actos y mi mamá me pidió que lo haga cuando nos despedimos en el aeropuerto.

Quiere saber los resultados cuando yo llegue a casa para la boda.

Y como en una semana me voy, es evidente que tengo miedo.

Recojo mi cabello y suspiro profundo viendo de reojo como Daniela juega con el sobre con la intención de abrirlo.

—Si es positivo no sería nada malo, ¿Cierto? Digo, sigues joven pero es que haces todo joven, te graduaste y entraste a la universidad muy joven, te acabas de graduar de una carrera universitaria y ya casi cumples veintiuno, es completamente legal, ¿No?

—Igual estoy nerviosa. —admito bufando por lo bajo.— No sé si Ruggero se alegre o no.

—Pero dijiste que Ruggero estaba emocionado por tener un hijo. —me enfrenta. Suspiro.

—Si, muy emocionado de hecho. Pero es que ese no es el punto ahora mismo. El punto aquí es que no sé si este sea el momento para tenerlo.

—Oh... No había pensado en eso. Es cierto, la única emocionada por tener un hijo para ya eres tú.

—Exacto, ¿Y si él no lo quiere tener? ¿Y si se enoja? ¿Si me echa de su vida?

—¿Bromeas? —se ríe tan pronto subimos al auto.— Ruggero jamás te haría eso, te ama.

—Pero es que tengo miedo igual.

Me muerdo el pulgar, ella se ríe negando.

Comienza a conducir y tomo el sobre jugando con este.

Realmente me estoy debatiendo entre abrirlo o no. Tengo miedo y mil y un cosas que hacer todavía.

¿Un hijo justo ahora me conviene?

No sé.

Ni siquiera sé qué voy a almorzar, menos voy a saber qué hacer con un hijo.

Dios, es que me quiero morir.

Abro el sobre con cuidado de no romperlo y saco los resultados de este mientras Daniela conduce hacia la tienda para retirar mi vestido.

Me voy en una semana, obviamente estoy nerviosa. Tengo derecho si después de todo he visto muchos videos en dónde el bebé se deja botar cuando la mamá se entera del embarazo.

No quiero que se note todavía.

Quiero entrar en el vestido.

—¡No puede ser!

—¡Carajo, Karol!

Dani la frena de golpe, me sostengo del asiento para no caer mientras mi amiga toca su pecho asustada.

—¿Qué pasa?

—¡Si estoy embarazada, Daniela!

¿Y ahora qué se supone que debo hacer?

No entiendo nada.

Extraño la época de mi vida en el que no sabía que estaba embarazada.

Y eso que fue hace dos segundos.

TÚ, YO Y LA HISTORIA QUE NUNCA SE CONTÓ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora