Las Vegas, Nevada.
Me llevo mi juguito a los labios, Ruggero se acerca agitando las llaves y sonrío emocionada.
Es el día más feliz de mi semana.
He deseado que los días pasen rápido por esto solamente. Aunque esté confundida con horarios y esas cosas.
—Como lo prometí, una habitación en el último piso debía habitación más alta.
—Me encanta. —sonrío emocionada.— Al ascensor.
Toma mi mano y juntos caminamos hacia el ascensor para poder ir a la habitación. Son muchos pisos, definitivamente no voy a caminar ni subir por las escaleras.
Son muchos pisos, ni siquiera le presto atención a los botones ni a las personas que vienen con nosotros, de hecho solo estoy concentrada en jugar con la mano de Ruggero y explicarle las excusas que inventé para venir aquí sin que ellos sepan que nos vamos a casar.
Digo, sé que es una boda simbólica y eso.
Pero hemos descubierto que hay una manera de hacerlo legal y válido para el resto de nuestras vidas. En realidad Ruggero lo descubrió porque bueno, es abogado.
Y eso es gracioso porque sé que en cualquier momento vamos a tener el impulso de hacerlo legal.
Pero no me molestaría que lo hagamos, porque definitivamente sería feliz si sucede.
Es que sigo viviendo un sueño en definitiva.
—Vaya, es hermosa. —musito apenas entramos a la habitación.— Y enorme.
—Y muy alta. —se lamenta haciéndome reír.
—Te dije que podíamos irnos a una habitación más baja.
—Pero estabas emocionada, no me costaba nada.
Niego ocultando mi sonrisa. Le amo.
Aunque haga cosas que le causan molestia solo para tenerme feliz. Sé que no le gustan mucho las alturas, pero que haga esto por mi me resulta emocionante
Me gusta ser la debilidad de un guapo abogado italiano que normalmente siempre está de mal humor pero que me adora tanto como yo le adoro. Me gusta Ruggero.
Demasiado.
Si soy sincera, durante toda mi corta e inexperta vida, yo realmente pensé que sería imposible llegar a encontrar algo como lo que ahora tengo. Y el tenerlo así de perfecto, me hace pensar que en cualquier momento, algo malo puede llegar a pasar.
Y yo no quiero que algo malo pase, solo quiero ser feliz con la persona que en serio amo.
Quiero que sea el padre de mis hijos.
Porque, diablos. Desde que le conozco, incluso la idea de tener un bebé me resulta agradable.
—Uy, me cómoda es la cama. —musito sentándome en esta.— Me encanta.
—Mi amor, a ti todo te encanta. —se ríe sentándose a mi lado.— Pero sí, es la cama perfecta para estrenarla en la noche de bodas, ¿No?
—¿Y por qué no ahora?
La típica sonrisa pícara adorna su rostro, relamo mis labios conteniendo una risita y él suspira profundo.
—No suena mal.
Genial, ahora mismo estoy nerviosa.
Las Vegas. Estamos en Las Vegas.
¿Y lo mejor de todo?
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TÚ, YO Y LA HISTORIA QUE NUNCA SE CONTÓ.
Hayran KurguNo llores por lo que se ha ido, ama lo que aún tienes.