30.

397 73 13
                                    

Si bien es cierto, pude haber cedido a la idea de Ruggero de hablar del tema por llamada. Pero eso habría servido solamente para frenar un poco el tema y la situación. Y yo no quiero eso.

Yo quiero enfrentar a mi hermana y saber lo que está pasando porque lógicamente, me merezco una explicación acerca de lo que está pasando. Soy la novia de Ruggero y la hermana de Meera, esa es razón más que suficiente para quererlos matar a ambos. Pero sobre todo a él por haberlo ocultado de todos.

Inclusive de mí.

¿Quién carajos es Jennifer Smith? Quiero gritarles y pegarles. Pero por ahora vamos a hablar.

Ayer en la noche llegamos a casa para la fiesta de compromiso de Meera, y después de hacer algunas adecuaciones a mi habitación, por fin he tenido el tiempo de reunirlos a ambos mientras Daniela y David vigilan la entrada para que nadie más venga.

Sí, David si pudo venir esta vez.

—Siento que esto es malo pese a que ya pasaron días suficientes como para olvidarlo. —dice mi hermana y arqueo una ceja en su dirección. Suspira profundo.— Ya qué, voy a decirlo.

—Pero por favor no te guardes nada o ella no me va a creer. —Ruggero me señala. Golpeo su mano.

—No señales a las personas, es de mala educación.

Se ríe por lo bajo y me abraza por la cintura pero retiro su mano.

Repito, no le creo.

Quiero una explicación lógica o no le voy a creer a ninguno.

—Cuando me fui a Londres, lejos de irme por tu culpa como les dije a papá y mamá, me fui porque estaba harta de mamá. —confiesa finalmente.— Y cuando llegué y me di cuenta de que mi vida realmente podía ser lo que había soñado yo... Me excedí en muchos sentidos.

—¿Sentidos graves como caer en drogas y mafias o cosas por el estilo?

—Bueno... —alarga evadiendo la mirada y yo aprieto los labios.

—¡¿Te metiste en drogas?!

—¡No y deja de gritar o te van a escuchar! —gruñe fastidiada.— No caí en drogas pero sí en un lugar que las vendía.

—No me digas que la conociste ahí. —señalo a Ruggero, él sujeta mi mano.

—No señales a las personas, es de mala educación.

—¿Sí o no, Ruggero?

Suspira profundo.

—Sí.

—Imbéciles los dos. —me pongo de pie intentando irme pero ambos me detienen obligándome a escucharlos.

—No voy a mentir, conocí el sexo y los mejores placeres en ese lugar. —me dice Meera y miro a Ruggero.

—Deja de echarme la culpa de cada cosa que tu hermana dice. —pide abrumado. Suspiro profundo.

—Yo era bailarina ahí. —continúa.— Y... bueno, es que ya sabes de qué se trata la vida ahí.

—No, no sé porque nunca he estado en ese mundo.

—Pues bueno, si te pagan más, haces bailes y trabajos privados.

—¿Trabajos? —me comienzo a desesperar.— Meera, ¿estás diciendo que jugabas a prostituirte?

—Prefiero no usar esa palabra. —aprieta los labios y me suelto del agarre de Ruggero.

—¡¿Le pagaste a mi hermana para tener sexo con ella?!

TÚ, YO Y LA HISTORIA QUE NUNCA SE CONTÓ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora