Valentina Brescia Wunder regresa al país que la vió nacer sin saber que la magia empezaría a partir de aquél momento. ¿Qué misterios le depara la vida?
[Simón Arrechavaleta x OC!]
Basado en la segunda temporada de Casi Ángeles.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Usé el baño que compartían todos para alistarme, y debo admitir que se me hizo un poco incómodo. No entendía como se turnaban todos para usar el baño todas las mañanas y, dado que son bastantes, todos los días deben de estar llenos de locura.
Mar entró cuando me estaba mirando al espejo y se acomodó el cabello.
—Che, ¿que harán los chicos? Mucho silencio, ¿no?
—Ahora que lo pienso, sí, y es bastante raro.
Una sonrisa traviesa pasó por su rostro —Digo, ¿los espiamos un poco?
—Estás loca— comenté, con una sonrisa —¿Qué tal los vemos desnudos? Mejor hay que esperarlos.
—Dale, hay que espiarlos uh poco.
Mar terminó convenciéndome y ambas caminamos sigilosas al cuarto de los chicos. Tenía miedo de ver desnudos a todos, así que me coloque detrás de ella para usarla de escudo.
Cuando entramos, los vimos sentados, hablando en voz baja luciendo bastante sospechosos. El dichoso libro dorado se encontraba en sus manos.
—¡Chicos!
Al escuchar el grito de Mar, brincaron del susto. Le di un empujón leve a la castaña.
—Ay, Mar, no aparezcas así— reclamó Rama.
Tacho le dio la razón —Sí.
—Perdón— respondió Mar, cubriéndose la boca con sus manos. Reí —Iba a decir, que hay que averiguar que significa esto, pará.
Entrecerré los ojos —Es un libro bastante raro.
—Sí, sí, sí, basta de cosas raras— habló, Tacho —Yo ya me cansé, loco.
Mar lo observó indignada —¿Qué cosas raras? Esas cosas raras se llevaron a Cielo— los chicos miraron en silencio a Mar —¿No querés saber qué pasa?
Tacho no respondió, pero pude notar que, lo que le dijo Mar, le afectó un poco. Observamos el libro.
—Hay que guardarlo en un lugar seguro, chicos.
Rama asintió, concordando conmigo —Sí, también tenemos que contarle a Nico del libro.
—Yo... yo sugeriría esconderlo en mi casa, pero... lo mejor será que lo guarden ustedes— comenté —Me odiaría si lo llegara a perder.
—Sí, acá hay un lugar— Tacho propuso, señalando en unos de sus cajones.
—No, esperá, esperá— Thiago lo frenó, arrancando de sus manos el libro —Esperá, yo tengo uno mejor. Acá no lo encuentra nadie.
De un lado de la pared, en la parte baja, tiró y salió un pequeño cajón escondido donde metió el libro y volvió a cerrarlo. En verdad pasaba desapercibido, nadie iba a encontrarlo ahí.
