Valentina Brescia Wunder regresa al país que la vió nacer sin saber que la magia empezaría a partir de aquél momento. ¿Qué misterios le depara la vida?
[Simón Arrechavaleta x OC!]
Basado en la segunda temporada de Casi Ángeles.
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Las clases de hoy eran bastante cortas, pero igual sí quería ir porque en casa me aburría mucho aunque me la pasaba bien con mis cuatro abuelos. También quería ir al colegio porque quería saber de Mar y su situación con lo de las supuestas drogas.
Ninguno de los chicos del Hogar Mágico asistió, no vi más que a Sebastián y Simón aparte de Tefi, pero estaba enojada con ella y prefería alejarme de ella y no agarrarla de los pelos porque no valía la pena.
Había notado a Santiago cabizbajo durante la clase, no sabía que le pasaba, pero se veía mal y tenía que acercarme para saber qué le pasaba porque no lo vi sonreír en todo el día. Tampoco se me acercaba, no me ignoraba, pero se veía distinto, triste.
—¿No sales?— le pregunté, asentándome a su lado, llamando su atención.
—No, no tengo muchas ganas de salir.
Fruncí mi ceño —¿Te sucede algo? Te veo... triste y no es común en ti no verte sonreír.
—Sí, estoy bien, tranquila— claramente mintió.
—¿Sabías que eres un pésimo mentiroso? No sabes mentir— me reí, él trato de sonreír, pero salió como una mueca —Puedes contarme lo que sea, pero solo si quieres hacerlo, no quiero presionarte a nada.
Entonces lo escuché sollozar y me preocupé mucho más. Me acerqué a él y lo envolví en un abrazo muy fuerte, tratando de reconfortarlo de alguna manera. Por suerte, no había nadie en el salón, así que pudo desahogarse tranquilo, sin que nadie más lo vea. Se escuchaba roto, frágil, definitivamente algo pasaba.
Después de unos minutos, se separó y limpió fuerte su rostro, como con enojo. Tomé una de sus manos para darle un apretón y él me miró.
—¿Qué pasa?
Tomó una bocanada de aire y la botó con fuerza, se encogió de hombros y me volvió a mirar —Ayer... le detectaron leucemia a mi hermanita menor.
Mi corazón se partió. ¿Leucemia? No sabía que era lo que podía decirle para hacerlo sentir mejor y eso me hacía sentir peor.
—Es solo una niña, Valentina— negó —Es injusto y desearía estar en su lugar.
Limpié sus lágrimas, tratando de no llorar —¿Pero no se puede hacer nada?
—No se sabe— respondió —El doctor le dijo que ya tiene que empezar con la quimioterapia, luego solo queda ver cómo responde. Ella no lo sabe aún, pero no podemos mentirle siempre.
Suspiré —No sé que decirte más que tienes todo mi apoyo. Estaré aquí para lo que cuentes, siempre, no dudes que estaré contigo, apoyándote.
—Gracias— me sonrió, era su primera sonrisa en el día —Sos muy buena conmigo.
—No tienes que agradecerme— le sonreí —Además, estoy segura de que todo saldrá bien. Tenemos que tener fe y esperanza y tienes que ser fuerte por ella, lo va a necesitar.
