Valentina Brescia Wunder regresa al país que la vió nacer sin saber que la magia empezaría a partir de aquél momento. ¿Qué misterios le depara la vida?
[Simón Arrechavaleta x OC!]
Basado en la segunda temporada de Casi Ángeles.
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Después de aquella confesión por parte de la mujer que decía ser la mamá de Tefi, se desató un caos en todo el set. Alice y Melody comenzaron a discutir y todos tratábamos de calmar la situación, pero nada lo detenía, todo era un desastre.
Entre tanto jaloneo y grito, me percaté de lo solo y mal que se veía Nacho, así que me acerqué a él y lo traté de consolar un poco mientras él lloraba. Mar, con una expresión de preocupación, caminó a Tefi, para poder alejarla de la señora Vacca, al igual que Luca, que no dejó que se le acercara a su hija, va, a su supuesta hija.
Todo por querer hacer un talk show del concurso.
Cuando todos llegamos al Hogar Mágicos, dejé que Caridad se encargara de Nacho y yo salí al bar pues tenía tantas cosas en la cabeza. Eran tantas cosas y muchas innecesarias para una persona de mi edad.
Al revisar todo el correo del bar, me percaté de que por equivocación le habían enviado unos papeles a Salvador, así que decidí ir a su casa para dejárselos ya que no tenía nada que hacer. Me servía para ir a ver cómo se encontraba después de aquel episodio en el hospital.
Di un par de toques en la puerta, y espere paciente. Cuando la puerta se abrió, sentí algo extraño en mi pecho y me llevé una mano a la zona del corazón.
—¿Hola?
Parpadeé —Hola, vine a dejar estos papeles, ya que los dejaron por equivocación en el bar.
—Ah, claro, pasá. Disculpa el desorden, pero acabo de empezar a cocinar y... parece que necesito hacer mejor las cosas.
Entré el loft y asentí con una pequeña sonrisa, aún sintiéndome extraña.
—Vos sos Valentina, ¿verdad? Mucho gusto.
Salvador estiró su mano y yo la miré con confusión ya que no entendía por qué se presentaba recién, si ya nos conocíamos. ¿Debería preocuparme?
Decidí seguirle el juego y tomé su mano, pero yo la retiré al instante al sentir una vez más algo extraño en mi pecho.
—Sí, Valentina— sonreí —¿Y usted cómo se llama?
Salvador sonrió —Eso depende.
—Ah.
—No sabés las ganas que tenía de conocerte— dijo, con una sonrisa misteriosa —Tal parece que hoy es mi día de suerte.
—Así parece.
Qué extraño se está poniendo todo esto.
—¿Querés quedarte a comer? Yo invito, claro.
Me apresuré en negar —No, gracias, pero ahora no puedo. Tengo que ver unas cosas en el bar, así que-
—Insisto— me interrumpió —Creo que a vos y a mí nos hará muy bien conocernos un poco más. Hacer nuevas amistades y crear lazos es importante.
