HOY: LA MUÑECA DE TRAPO

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Feli nos hizo bailar hasta el cansancio, pero lo pasé bien, eso no lo podía negar

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Feli nos hizo bailar hasta el cansancio, pero lo pasé bien, eso no lo podía negar. Estuve un par de horas más en el hogar, charlando con las chicas sobre Jaz ya que ella ya se había ido con Tacho y era más que seguro que rocanroleen. Esperábamos que la cuide, la haga sentir segura y la quiera.

También conversé un poco más con Thiago. Él dijo que deberíamos tener más conversaciones para así conocernos más y le daba toda la razón aunque era un poco difícil abrirme con él aún. Y no era porque no confiara en él, era porque aún se me un poquito raro, pero era cuestión de tiempo, solo eso. Igual él siempre trataba de saber más sobre mí y aquello lo valoraba muchísimo. Aún no sabía cómo ni cuándo les contaríamos a los chicos que somos en realidad hermanos, pero prefería no preocuparme por eso y relajarme hasta que llegase el momento.

Era de noche cuando decidí llamar a Simón ya que quería hablar con él. Llamé a su celular, pero no lo respondió así que intente llamando a su casa. Tres timbradas y contestaron.

—Casa de la familia Arrechavaleta— no reconocía esa voz, pero asumí que era la mucama que vi esa vez cuando fui a buscarlo —¿Quién habla?

—Hola...— saludé —Habla Valentina. ¿Está Simón?

—Señorita Valentina— saludó —Un minuto.

Asentí y me senté en mi cama, esperando a que me pasen con Simón.

—Permiso, teléfono para Simón— escuché.

—¿Quién es?— aquella era la voz del papá.

—Valentina— respondió la mucama.

—Decile que no está— ordenó Francisco.

¿Enserio no me dejaría hablar con Simón? Aquello me hizo sentir demasiado mal, porque no entendía por qué le desagradaba tanto.

—No, dame el teléfono— escuche decir a Simón.

—Di una orden, Simón. No me provoques.

Estuve a nada de colgar, porque no quería causarle más problemas a Simón cuando escuché su voz del otro lado de la línea.

—Hola, Valentina— me saludó.

—Ey...— suspiré —¿No puedes hablar, verdad?

—No.

—Bueno, todo bien— traté de no sonar tan triste, él se sentiría peor —Igual si puedes llamarme luego... quisiera que hablemos.

—Dale, te mando un beso.

Y así sin más colgó. Miré la pantalla de mi celular y no pude evitar hacer una mueca. Yo tenía razón, yo sabía que cada vez que el papá estaba presente... el ambiente entre nosotros cambiaba. ¡No quería eso! Habíamos estado tan bien...

Midnights ✨ || Casi ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora