HOY: DIECISÉIS

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Lamentablemente, no pudimos hacer mucho luego

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Lamentablemente, no pudimos hacer mucho luego. Tal y como Tacho había dicho, la policía llegó y solo se llevaron a los tres adultos que estaban presentes; Nico, Salvador y Terremoto. Este último no se iba a librar de la golpiza que le había dado a Nacho, pues era de conocimiento que el papa de este era un juez con mucho poder y estaba segura de que no lo iba a dejar pasar tan fácilmente. Y, pese a que Nacho era una persona insoportable, no se mereció la paliza y todos estábamos de acuerdo con eso. Todo se había salido de manos y todos teníamos algo de culpa por todo el desastre que habíamos ocasionado.

Antes de volver a casa tuve que rogarle a Cielo para que no llame a mis papás. Me costó, pero lo logré y aquello me dejó un poco más tranquila. Aunque no pude dormir toda la noche. Cuando amaneció, tuve que ir a casa de los chicos para ver su situación. Me tenía inquieta también que Simón no respondía las llamadas y mensajes que le había dejado.

Si no me respondía hasta la tarde, iría a su casa y me aseguraría de que estuviese bien.

—Valentina— Cielo saludó luego de abrir la puerta.

Sonreí —Hola, Cielo. ¿Las chicas están? Les escribí para avisarles que vendría.

—Eh, sí, pasá.

Le sonreí y pasé. La pobre se veía cansada y no era para menos con todo lo que había pasado.

—¿Nico aún...?

Asintió —Sí. Malvina está en eso.

Nico estaba detenido por nuestra culpa.

—Y las chicas están castigadas— me informó.

Me quedé quieta —Oh.

—Tienen prohibido salir de la casa, así que...

—¿Pero sí puedo verlas?

Lo pensó, soltó un suspiro y asintió —Sí. Pero solo porque sos vos y bueno, vos sos parte de la familia, ¿no?

Me sentí bien al escucharla decir eso, pero igual no podía evitar sentirme culpable.

—Me siento terrible por lo que pasó ayer— confesé con una mueca —Se salió de control y... no sé, pero me siento terrible.

—Lo sé.

Suspiré —Bueno, iré a ver a las chicas...

Cielo asintió y yo le sonreí una última vez antes de dirigirme a la habitación de las chicas. Toqué unas veces la puerta y pasé cuando alguien me lo indicó.
Encontré a todas adentro. Me senté con a Caridad, Jazmín, Mar y Valeria después de saludarlas.

—¿Podés creer, Mel?— escuchamos a Tefi hablar y todas la miramos —¡Penitencia!— se quejó, estaba hablando por celular —Sí, una grasada total como todo lo de esta casa. Ya estoy hablando con mamá para que me saque.

Midnights ✨ || Casi ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora