Valentina Brescia Wunder regresa al país que la vió nacer sin saber que la magia empezaría a partir de aquél momento. ¿Qué misterios le depara la vida?
[Simón Arrechavaleta x OC!]
Basado en la segunda temporada de Casi Ángeles.
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Felizmente, habíamos terminado la clase sin algún accidente. Feli había metido las galletas el horno y estábamos esperando que salieran para probarlas. Melody y Cari habían llegado, pero la primera aún no hacía nada, como siempre. Valeria no regresó.
Feli nos estaba hablando de los talleres que se iban a dictar en el hogar —¡Y esta noche, comienzan mis clases de canto musical! ¡Las quiero a todas ahí, eh!
Malvina se puso a hacer unos pasos medios raros y todas la miramos tratando de no reír.
—Usted no, Malvina— Feli destruyó su felicidad, le sonrió con pena —Usted encárguese de esperanza, ¿sí? ¡Música de suspenso!
Se colocó las manoplas para sacar las galletas y no quemarse mientras todas mirábamos al resultado, atentas y expectantes. Las sacó y colocó en la mesa mientras y me acercaba para verlas mejor.
—¡Calaveritas!
Hice una mueca. Eso parecía de todo menos lo que ella mencionó, pero tampoco estaba tan mal. ¿Ella eligió calaveras? No era muy Feli.
—Que cosa— murmuró Mar —Son como macabras.
—Es que me gusta jugar a ser obscura— Feli se rió, sacando un envase —Y vamos a poner mermeladas de arándanos— señaló, me reí —Rojo sangre, para entretener a los chicos, ¿no? Que son medio como morbosos hoy en día— soltó una risita.
Malvina tomó la palabra —Sorry, gordi, vos, la del dedo— se refería a Melody —¿No pensás ayudar?
Mar y yo nos reímos.
—¡Ay! Yo estoy un poco revuelta— se giró a mirar a Tefi —¿Vos no, Tefi?
—¿Sabés que si?— la apoyó, sonriendo —¡Como me conocés! Como que tenemos-
Malvina las miró irritada y yo me burlé. Si Melody quería estar con Thiago, iba por mal camino con la tía.
—¿Quieres que se lo lleve a los chicos?— me ofrecí.
—Ay, pero están en clase de cruz roja, ojo, eh— Feli me avisó, asentí sin problemas.
—¡Ay, yo voy!— exclamó Melody.
—¡Nosotras vamos!— la siguió Tefi.
Melody llegó corriendo, haciéndome a un lado y su amiga la siguió. Se puso las manoplas y agarró con ambas manos la fuente de galletas antes de salir de la cocina. Malvina puso cara de fastidio.
Mar, mientras tanto, estaba hablando por teléfono.
—¿Qué onda?— preguntó —¿Me rompiste para que entrene, y ahora me dejás en banda?— pausó, y me pregunté con quien estaría hablando —No, sí claro, no, pero digo, que por ahí, como profesionales aún podíamos seguir, ¿no?— pausó —No, no sé porqué. No, no, no, pará, ¿de dónde sacás eso?
