HOY: EL PRESENTE

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Simón se quedó conmigo platicando en la sala de la mansión

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Simón se quedó conmigo platicando en la sala de la mansión. Sole no dejó de tomar mi mano y yo no la solté nunca porque no me incomodaba y sentía que de alguna manera le daba más seguridad.

Alelí llegó corriendo a la sala y me dijo que escuchó discutir a Rama y Valeria y se sentía mal porque no sabía que hacer con su hermano. Le aseguré que yo iría a ver cómo está él y junto con Simón y Sole nos paramos para buscar al rubio. Sole aún sostenía mi mano y no la solté para nada.

En el pasillo escuché la voz melodiosa de Rama y el sonido de una guitarra que la acompañaba. Era una canción triste y eso fue suficiente razón para que yo confirme que sí se sentía mal.

—¿Quién canta?— preguntó Simón.

—Rama— respondió Alelí.

Nos detuvimos frente a la puerta del salón y solté la mano de Soledad con delicadeza para poder abrir la puerta y asomar la cabeza. En el salón pude ver que se encontraba Rama sentado sobre el piso mientras tocaba la guitarra y cantaba. Pobre.

Un peculiar sentimiento se instaló en mi pecho y lo traté de empujar para no dejarme llevar por otra de mis paranoias. Por alguna razón sentía que algo iba mal y no precisamente con Rama.

—Che, ¿y le dura mucho el bajón?— escuché decir a Simón —Ya me está contagiando.

Suspiré —Voy a... voy a hablar con él. Espérenme.

Me metí al salón lentamente y me acerqué al rubio. Me senté a su lado, escuchándolo cantar y él nunca se detuvo, al contrario, me miró y continuó con esa canción tan bonita pero triste al mismo tiempo. Me preocupé cuando vi una lágrima caer por su mejilla que él no quitó.

Cuando terminó, dejó su guitarra a su lado y estiré una mano para sostener la suya.

—Guitarra... fogón... Es el combo perfecto para una depresión— Rama asintió —¿Qué pasó con Vale?

—La historia de mi vida— respondió con bronca, le di un apretón en la mano —Estoy destinado a estar solo, Valentina, solo— se quitó las lágrimas —¿Pero sabés qué? Este idiota ya no llora más.

Chasqueé la lengua —No eres un idiota, Ramita.

Me acerqué más a él y lo abracé.

—Hola, chiquis— escuché la voz de Caridad.

Nos separamos y giré para verla acercarse con una caja grande en los brazos.

—Tomá, Ramis, esto es para vos— dejó la caja en el piso —Dijo Feli que es un presente de tu mami.

Rama la miró sorprendido y tardó en reaccionar un poco. Abrió la caja y comenzó a sacar todo lo que se encontraba dentro. Se veía enojado.

Midnights ✨ || Casi ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora