HOY: QUE NADIE SEPA MI SUFRIR

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Mañana de colegio, sin embargo, serían un poquito distinto ya que, como aún seguían remodelando las aulas del colegio, el Hogar Mágico prestó su aula, y se usaría para la clase de música

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Mañana de colegio, sin embargo, serían un poquito distinto ya que, como aún seguían remodelando las aulas del colegio, el Hogar Mágico prestó su aula, y se usaría para la clase de música.

Todos entramos a la mansión, yo iba con Simón de las manos. Él me hacía reír cada segundo.

—Bueno, un beso más— Simón murmuró.

Me reí —Mi amor, basta, vamos a clases.

—Uno más— pidió.

Me eché a reír, pero no pude negarme así que él no dudó en acercar su rostro al mío para besarme. Me reí cuando escuché arcadas, provenientes de Sebas.

—Che, dejá un poco al bombón— molestó a Simón.

—¿Verdad que sí? Me acosa— bromeé.

Simón frunció su ceño y con Sebastián nos reímos. Me paré en puntillas y besé la mejilla de Simón con rapidez, lo cual hizo que sonriera.

—Bueno, tortolitos, entremos.

—Vamos, vamos— la voz de una mujer se escuchó.

Me sorprendí al ver a una profesora afuera del aula ya que normalmente era un profesor el que daba la clase. ¿Lo habrían echado? ¿Habría renunciado?

Adentro del aula se encontraban Mar y Thiago y yo sentí que habíamos interrumpido algo. Claramente iba a preguntarle a Thiago después porque no iba a quedarme con la duda y él, como buen hermano, el único que tenía, me contaría.

—Adentro— indicó la profesora.

Simón y yo entramos al aula tomados de las manos para luego sentarnos en el piso con los demás. Iban ingresando al aula poco a poco.

—Hola.

—Hola.

—¿Qué tal?— Nacho preguntó, coqueto.

—Hola.

—Vamos vamos, chicos que quiero conocerlos ya a todos, ¿sí?— indicó la profesora.

Cuando todos estuvimos adentro y sentados, cerró con cuidado la puerta y nos sonrió con amabilidad.

—¡Apa! ¿Profesora nueva de música?— Mar le dijo.

—Así es— la profesora asintió aún con una sonrisa. No se veía mala —Florencia Caño, pero me pueden decir Flor— se presentó.

Algunos de los chicos comenzaron a murmurar.

—Ah, sí, flor de caño— Nacho comentó.

La profesora lo miró.

—Digo, no, es un chistecito para romper el hielo.

Caridad negó —Ay, él es Nachito, y es- es un guaso, usted no le haga caso. Yo soy Caridad, para servirle cualquier cosita que necesite, eh.

Midnights ✨ || Casi ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora