Prefacio

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Mi cabeza está apoyada en mi brazo, mientras que intento mantener los ojos abiertos, aunque apenas puedo abrirlos ya.

Puede que esto sea la cosa más simple del mundo, el agua caer sobre mi cuerpo, pero llevar así horas, atada a una cruz sin movimiento, que el agua este helada como en la puñetera Antártida, la presión que ejerce sobre mi piel, es una tortura mucho mas cruel de lo que piensan.

Pero aún así, mi mente parece sobrevivir en estos momentos, aunque mi cuerpo se encuentre un poco mal.

Noto como se abre la puerta, mi visión es borrosa, pero logro ver bien la figura que aparece caminando rápidamente hacia mi ,o eso creo.

De un momento a otro, el agua deja de caer sobre mi, mi cuerpo sigue en la misma posición, mis músculos se sienten entumecidos, duelen como si hubieran clavado mil agujas en ellos, pero aún así logro respirar hondo y abrir lentamente los ojos.

Mi vista se va aclarando ,cuando veo que esa persona deja la bandeja de comida en el suelo, se acerca a mí rápidamente hacia mi, evalúa mi estado mientras que coge mi cara entre sus manos, haciendo ver como sus rasgos muestran rabia y furia al verme en este estado.

-Maldita sea ,es un hijo de la gran puta, te está matando lentamente joder -dice mientras que se peina el pelo hacia atrás y observa mi cuerpo aún más de cerca , seguramente viendo los daños que se han producido en el-joder, no puedes seguir así, mira como estas, no llegarás a la proxima hora viva -veo como intenta destar mis muñecas pero mi voz para sus movimientos.

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-Hay que sacarla de ahí, el efecto solo dura unos tres minutos, debemos correr-dice el mientras que coge su pistola y dispara sobre el cristal sin dejar de mirarme, pero no se rompe.

Veo como aparecen mas hombres a sus espaldas,hay más de un centenar según visualizan mis ojos, todos armados hasta los dientes, disparando a un cristal que no se rompe, y les esta reduciendo las posibilidades de llegar a mi.

Lo veo dar órdenes haciendo que todos se dispersan, el vuelve a fijar su mirada en mi después de unos momentos en los que ha evaluado mi entorno, mis ojos se conectan a los suyos notando esa mirada que vi hace mucho años, culpabilidad.

El no debería sentirse así, ya que ha vuelto a salvarme, aunque el piense que es demasiado tarde, pero ha venido hasta aquí a por mí.

Nunca he dejado de confiar en el, sabía que el me iba a sacar de aquí.

Lo logrará.

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-Tranquila, enana -habla antes de que los focos de diferentes vehículos nos iluminen, haciendo que los pocos hombres que tenemos me rodeen, alzando sus armas protegiéndome de las miradas de nuestros enemigos.

Esto no debería estar pasando, el plan era sencillo, llegar a un lugar que jugaba a nuestro favor, armar el caos, asegurarnos que estaba aquí el desgraciado y explotar todo.

No estar rodeados por el, en una situación delicada para todos nosotros, hemos invertido los puestos.

El deberían estar rodeados por nosotros, suplicando por piedad mientras que mira a los ojos, no deberíamos estar así.

-Parece que al final hemos echo jaque mate a los reyes-habla mientras que observa como nos tiene.

Más de doscientos hombres armados hasta los dientes van apareciendo de diferentes posiciones, rodeándonos dejándonos sin escapatoria, haciéndome ver que nosotros solamente somos siete, frente a un ejército que ha traído el desgraciado al cual miro.

Las cosas se van a poner complicadas.

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-Tan cerca y a la vez tan lejos-hablo sabiendo que el me ha escuchado, el silencio ocupa totalmente la otra linea-parece que tus planes no están saliendo como esperabas cariño mio-digo con un tono de burla mientras que observo los drones y está vez antes de el nos esconda, mi mano lo para y no nos movemos del sitio-el destino no se puede cambiar, ambos sabemos cuál es el nuestro-digo antes de dejar caer la radio al suelo mientras que mi mirada va hacia el dron que se ha parado justamente encima de nosotros y le sonrió a la pequeña cámara que se mueve hasta enfocarnos.

-¿Que pretendes?-habla la persona que no deja de sostenerme mientras que mira detenidamente el dron y escucha tal y como yo las maldiciones a través de la radio del psicópata.

-Acabar de una vez con la pesadilla-digo mientras que lo incitó andar en una dirección haciendo que el dron nos siga de cerca.

Antes de alejarnos mucho escucho como la radio se queda en silencio antes de que el vuelva a hablar, está vez en el idioma que entiendo a la perfección, haciéndome saber que lo tengo en el punto que he querido siempre.

-Te voy a cazar hasta que te tenga a mí lado y ambos compartamos el mismo destino, porque no me voy a marchar de esta vida sin antes llevarme la tuya-dice haciendo que por unos momentos sienta temor ante la seguridad de sus palabras, pero alejando esa sensación sigo caminando, perdiéndonos entre los arbustos haciéndole difícil nuestra imagen pero dándole a entender la dirección que hemos tomado.

Veremos quién caza a quien.

Veremos quién caza a quien

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El sacrificio de la reina (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora