Mis ojos no se despegan de la ciudad, tan brillante y esplendorosa como siempre.
Han pasado un par de horas desde leí su último mensaje.
Mi mente no ha podido descansar, aunque se que lo necesita, pero no puedo dejar de darle vueltas a sus últimas palabras.
Sabiendo que ya no será mio, que puede que la vida le haga conocer a una chica mejor y sin tantos problemas como yo.
Suspiro mientras que mis manos tiemblan levemente siguiendo el trascurso de mis pensamientos desordenados.
En el fondo me alegraría de que fuera feliz con alguien que lo amara tanto como lo hago yo, pero ese pensamiento no me quita el dolor que siento ahora mismo.
Parece que yo no puedo amar, siempre pasa lo mismo, cuando soy feliz toda la felicidad se transforma en sufrimiento,estoy maldita, destinada a estar sola aunque me empeñe en llevarle la contraria al destino.
Acaricio el anillo levemente con los dedos, pensando en que es lo único que me queda de él, sus recuerdos y las promesas que yo le hice, junta a un objeto simbólico, que me hace ver que todo ha sido real, doloroso pero real.
Recuesto mi espalda en el cristal que hay en el apartamento de la base central de los puñeteros griegos, hace un rato subí hasta aquí y no me he movido ni un solo centímetro.
Me quite los tacones, me senté en el suelo, desde entonces contemplo la ciudad perdida en los pensamiento que surgen en mi, todos dolorosos pero aún así no los puedo parar.
Pestañeo varias veces mientras mis ojos vuelan por todo a mi alrededor después de estar mucho tiempo fija en el exterior, visualizo cada cosa mientras que intento calmar mi interior unos momentos.
El guardaespaldas que me ha asignado se ha quedado en las puertas del ascensor, recuerdo cuando mis ojos van hacia el fondo donde se encuentra, supongo que hay reglas entre éstas paredes que no conozco y no puedo estar aquí conmigo como debería hacer un guardaespaldas normal, o carcelero cuando no está el desgraciado del griego.
Mis ojos van hacia las cámaras que apuntan hacia mi directamente, tengo la sensación de que hay más de una persona observándome por las cámaras, puede que sea el, a distancia viendo mis movimientos como siempre, pero hay algo más que me indica que hay más ojos detrás de ellas, puede ser una tontería que pasa por mi cabeza en estos momentos de angustia, pero ese pensamiento se instala durante un rato dentro de mi.
Apoyo la cabeza y cierro los ojos intentando que todo en mi vuelva a ser como antes, intento descansar un rato la vista, relajo mis músculos lo máximo que puedo, debo aprovechar estos momentos de soledad para volver a recuperarse.
Tanto físicamente como mentalmente, debo estar centrada en acabar esto cuanto antes.
Ya no es por el ,sino es por huir de esto y intentar salvarme a mí misma, esto a un paso de perderme en las tinieblas de mi mente.
No se cuánto aguantaré esta situación, tantos sentimientos encerrados, teniendo que fingir se alguien que no soy.
Todo se está acumulando dentro de mi, no se cómo voy a reaccionar cuando me supere todo y explote.
Salgo de mis pensamientos de un momento a otro, mis músculos se vuelven a contraer cuando escucho la puerta del ascensor abrirse.
Mis ojos se abren rápidamente y mi mirada va hacia el fondo donde se ve perfectamente el ascensor abrirse, dejándome ver una figura que desearía nunca más volver a ver.
Lo veo aparecer, sus pasos son lentos como siempre, sus manos se mueven sobre su cabeza mientras que se suelta el cabello antes de atravesar el lobby para llegar al salon donde tira la chaqueta de cuero hacia el sofá.
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El sacrificio de la reina (+21)
Roman pour AdolescentsUna chica que luchó tanto para desvincularse de la mafia, que solo ansiaba la paz de las pequeñas cosas de la vida.. Quién le diría a ella que se sacrificaría por las personas que más amaba, que dejaría absolutamente todo para adentrarse en las fila...