Capitulo 7

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Menos de un día para que se acabe mi libertad y tenga que volver a estar entre sus garras, parece una pesadilla que nada mas que acaba de comenzar.

Disparo por última vez y doy en el blanco como todas las anteriores veces, no he perdido mi puntería aunque no me gustaría usarla en ninguna ocasión, pero se que no voy a salir con las manos limpias de alli.

-Perfecto como siempre -dicen a mí espaldas una voz que se acerca a mí mientras que yo me quito los cascos que cubrirán mis orejas, y los dejo sobre la pequeña mesa enfrente mia.

Dejo la glock que he utilizado también encima, cogo el móvil que descansa a un lateral, totalmente hackeado para que no sigan los rastros de mis mensajes, una nueva adquisición que pienso cuidar muchísimo, ya que me da el poder de saber de el.

Me lo meto en el bolsillo de la chaqueta una vez que parpadeo un par de veces alejando la bruma que me lleva invadiendo hace horas, me giro hacia la persona que ha estado estos días a mí lado, ayudándome como el dijo que haría, pendiente a cada minuto de mi, haciéndome un poco mas fácil la adaptación por la que he pasado.

A conseguido que vuelva a poner en práctica esas técnicas que me ayudan a controlar mi estados de ánimos y mi ansiedad, he vuelto a estar familiarizada con las armas y con todos los asuntos de la organización para no perder ningún detalle que pueda ayudarme en un futuro.

Solo necesito practicarlas esas habilidades que he vuelto a tener que hacer, al igual que retener toda la información en mi mente, esto absolutamente preparada para enfrentarme a él, lo único que debo hacer para que todo vaya bien es no caer en sus palabras, ya que su tortura en parte será mental, sabe donde duele.

Suspiro mientras que doy un vistazo al entorno, hasta de que mis ojos captan com Nikolai saca de su espalda algo, tardó poco en reconocer un par de dagas doradas, con el filo en un negro mate que me hace mirarlo atentamente.

-Las he mandado a hacer exclusivamente para ti-dice antes de ponerlas en mis manos sin decir nada más, noto como su hoja está demasiado afilada ya que tan solo rozar mi piel, me hace una pequeña herida de la que no llega a salir sangre, pero hay se nota lo afiladas que están y el poder que tienen, es un arma más delicada y sutil que una pistola, que me dara ventaja si lo necesito.

Las giro entre mis dedos con agilidad sin haber olvidado lo que me enseñaron cuando era solo una niña, las manejo a la perfección entre mis manos.

Es algo que está incrustado en mi mente y por mucho que corra lejos de esta vida, siempre tendre los conocimientos en mi.

-Llevalas contigo, el sabe que no vas ir desarmada, además sabes que lo tuyo son las armas pequeñas y que te den libertad de movimientos-dice mientras que se enciende un cigarro y se apoya en la pared dejándome de nuevo un espacio personal donde me siento agusto.

Asiento lentamente y las guardo en la parte de atrás de mi espalda con cuidado de no cortar mi piel, sintiendo como se amoldan a la persona a mi cuerpo.

-¿Crees que lo lograré?-le pregunto mientras que camino hacia el y me apoyo a su lado, solamente unos pasos no separan mientras que lo observo fumar antes de girar mi cabeza.

Contemplo las vistas, una sala de entrenamiento amplia y con miles armas, varios ring de boxeo,y más de un centenar de hombres entrenado como si fueran militares.

Todo el lugar tiene una extensión de varios campos de fútbol, las zonas están divididas en áreas, todo está calculado al milímetro.

Solamente puedo muchachos jóvenes, avariciosos de dinero, orgullosos de estar en nuestras filas, que darían la vida por nosotros si hiciera falta.

El sacrificio de la reina (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora