No sé cuántas horas han pasado pero por el agotamiento mental que llevo, se que han pasado por lo menos un par de ellas.
Me ha cambiado de vehículo por lo menos cuatro veces, y al final a conseguido lo que quería, desorientarme.
Pero aún así me mantengo firme y tranquila , atenta a todos los sonidos.
Al principio he escuchado el típico sonido de la ciudad en el momento en el que me han cambiado de coche por primera vez, luego en las siguientes veces, apenas se oían sonidos, solo podía reconocer una cosa.
La brisa del mar.
Se que estamos en una zona de costa pero en este pais hay demasiada costa, y no podría ubicarme en estos momentos.
Al fin noto que otra vez el coche se ha parado, en esta ocasión en vez de cogerme del brazo, no hace ningún movimiento.
A lo pocos segundos noto unas manos en mi pelo, al igual que la venda al final se cae de mis ojos.
Tardó unos minutos en acostumbrarme a la luz, hasta que por las ventanas del coche en el que estoy, se nota la claridad del día.
Esta empezando a amanecer.
Miro a mí alrededor sin poner ni un segundo mi mirada en el, necesito saber dónde estoy.
Veo una playa cercana,al igual que una gran mansión rodeada por un bosque, blanca y de estilo victoriano.
También noto que no hay seguridad por ningún lado, algo demasiado raro, pero a la vez tranquilizador en algunos sentidos.
Lo miro después de horas, veo como se ha cambiado de ropa,por una más casual, pero aún así sigue mostrando su pecho gracias a que la camisa que lleva ahora está abierta hasta la mitad.
Su mirada me quema, por eso la desvío de nuevo hacia el mar, viendo como el oleaje es suave y constante.
—¿Te gustan las vistas, princesa?—me pregunta mientras que sale del coche rápidamente, pero mostrando su poder en cada uno de sus movimientos mientras que viene hacia mi puerta, la abre delicadamente, mientras que se aparta unos momentos dejándome un poco de espacio para que me levanto yo sola, aunque con un poco de debilidad, hasta que consigo por fin estar de pie.
Estiró mi cuello sin prisa, sintiendo como la brisa acaricia mi piel descubierta antes de mirar de nuevo el paisaje, muy bonito, con mucha calma pero a la vez muy siniestro.
La playa está completamente vacía, mis oídos captan más sonidos, pero de detienen en uno en particular, el sonido de las olas chocar contra las piedras que recubren este lugar, al igual que siento el viento que viene hacia mi, moviendo por completo mi pelo, dejándome sentir escalofríos en vez de relajarme como habitualmente lo hace el viento y el mar.
—Son preciosas, aunque sería mejor contemplarlas sola—le digo mientras que lo miro sin vacilar.
El se ríe, mientras que asiente con la cabeza, no dice nada solo veo sus movimientos cuidadosos mientras que saca una pequeña llave de su bolsillo,se acerca a mi con demasiada lentitud hasta coge mis manos y quita al fin mis esposas.
No ha tenido mucho sentido llevarlas puestas, no hubiera atacado contra el, pero se que todo tiene un misterio detrás de sus acciones.
—Entendido mi bella rosa—dice mientras que tira las esposas dentro del coche sin dejar de mirarme—contempla las vistas todo lo que quieras, tienes total libertad de moverte por esta mansión —dice mientras que se apoya en el coche tranquilamente.
Me masajeó las muñecas intentando entender lo que quiere probar al darme esta libertad, en algunas ocasiones pienso que es muy diferente, en cambio en otras sigue siendo el mismo psicópata que conocí.
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El sacrificio de la reina (+21)
Dla nastolatkówUna chica que luchó tanto para desvincularse de la mafia, que solo ansiaba la paz de las pequeñas cosas de la vida.. Quién le diría a ella que se sacrificaría por las personas que más amaba, que dejaría absolutamente todo para adentrarse en las fila...