Camino a su lado con las manos metidas en los bolsillos de mis pantalones , mientras que el ladra órdenes en griego, totalmente inexpresivo sino fuera por las miradas que me da en ciertos momentos.
Un idioma que entiendo lo básico,pero tampoco me esmero por aprenderlo, aunque debería haberlo echo en su momento.
Mi mirada se pasea otra vez por todas las chicas que son bañadas desnudas en un lateral de este lugar.
Abrazan sus cuerpos, tiemblan y lloran por la presión del agua, una a las otras se intentan consolar, dándose esperanza, aunque no sirve de mucho.
Ya han sido condenadas, ya no hay marcha atrás.
Los hombres las miran como si fueran carne para comer, yo simplemente contento el impulso de coger la ametralladora que hay sobre una mesa y matarlos a todos, de poder liberar a más de un centenar de mujeres que han tenido la mala suerte de caer en esta red.
Odio estos negocios, siempre han sido un límite para mi, ya que no es lo mismo vender y distribución armas y confeccionar grandes drogas de diseño para el disfrute de mucho, que vender la vida de alguien como sino fuera una persona humana, tratándola como un objeto.
Nunca apoyare estás cosas, pero aún así debo presenciar estos momentos sin dejar que mis impulsos hagan algo que pueda ocasionarme algún daño, tanto a mí como a las personas que amo.
Su mirada esta sobre mi una vez mas, pero yo no dejo de mirar cómo las chicas se visten ropa que apenas les cubre nada, una vez vestidas las tiran al suelo sobre una alfombra, haciendo que se vuelvan a abrazar entre ellas.
Su destino serán prostíbulos por todo el mundo o algún club del psicópata que tengo a mi lado.
Serán maltratadas hasta que algún día mueran, o las compraran algún millonario que las verá como un capricho, que cuando se canse les pegará un tiro en la frente y su vida se habrá acabado.
Duele saber eso y no poder evitarlo, y más cuando yo una vez estuve en su misma posición, pero yo tenía todavía gente que iba a luchar por mi, a ellas nunca la encontrarán y sus vidas acabarán sin esperanza de volver con los suyos.
—¿Quieres alguna para que te sirva, bellísima mia?—dice a un lateral de mi,haciendo que salga de mis pensamientos y que lo mire con seriedad ante su pregunta.
Mis labios se aprietan sabiendo que no puedo decir lo que me gustaría, simplemente me callo por unos momentos calmando la furia que hay en mi cuerpo, no dejando que mis ojos trasmitan ese sentimiento, entonces es cuando niego con la cabeza volviendo a mirarlas de reojo.
—Me se valer por mi misma, no necesito a nadie—le digo mientras que empiezo a caminar lejos de esa escena, me dirijo hacia el sofá de terciopelo rojo que ha puesto en mitad de este lugar.
Me siento mientras que cruzo mis piernas, y masajeó mis sienes con lentitud,un dolor de cabeza me está jodiendo durante la mayor parte del día.
Fuimos solamente a desayunar fuera de aquí, a un restaurante de lujo que había visitado anteriormente, después volvimos a este lugar, el empezó a dar órdenes y trabajar, supongo que buscando el paradero del perro que lo traicionó.
Yo solamente he estado perdida en mis pensamientos la mayoría del tiempo, mientras que miraba como rotaba toda la seguridad, grabandome en la mente cada punto ciego que hay aquí.
Se que me servirá en un futuro, por eso me he tomado mi tiempo, he pasado así prácticamente la mayor parte del tiempo que me he pasado aquí sentada.
No hemos vuelto a hablar del tema que dictaminó en el despacho, ha dejado que lo piense, se que debo darle una respuesta en cualquier momento, aunque el ya intuye mi decisión.
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El sacrificio de la reina (+21)
Teen FictionUna chica que luchó tanto para desvincularse de la mafia, que solo ansiaba la paz de las pequeñas cosas de la vida.. Quién le diría a ella que se sacrificaría por las personas que más amaba, que dejaría absolutamente todo para adentrarse en las fila...