Capitulo 65

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Abrocho la tiras de los tacones dorados con fuerza, al igual que las sujeto bien las largas hebras doradas que tienen a lo largo de mi pierna hasta llegar un punto por encima de la rodilla donde las vuelvo a anudar.

Observo mi piel expuesta mucho más saludable, aunque todavía está más pálida de lo normal, pero aún así se ve mucho mejor que hace un par de días.

Mis ojos van hacia el espejo que se encuentra al frente mía, contemplo mi aparecía de arriba a abajo, y al igual que otras veces, no me agrada, pero aún así es lo que debo usar para volver a seducirlo.

Me levanto de la cama quedándome en pie, me veo al completo, la falda larga totalmente negra con una abertura en una de las piernas se ajusta a mí figura a la perfección, quedando amoldada a mí cintura mostrando las pocas cuevas que me quedan en mi cuerpo.

Mi mirada sube hasta  el top lencero del mismo color que llevo, hace resaltar mis atributos aún más, aunque no quisiera estar tan vulnerable ante el, me vuelvo a repetir que es necesario.

Acomodo mi pelo lacio haciendo que caiga por toda mi espalda dejando a la vista mi cuello desnudo, el cual por una vez no está plagado de hematomas.

Mi mirada baja un poco hasta el collar que me regaló, he tenido que volver a ponérmelo aunque queme mi piel, y logra hacerme me sentir encadenada a él solamente por llevarlo.

Pero se que pronto acabare con las cadenas que me atan a él, lo sé perfectamente.

Camino hacia el mueble donde están todos mis perfumes, voy hacia un lateral donde se encuentra mi preferido, lo hecho sobre mis muñecas y mi cuello antes de ponerlo en su sitio.

Debo seducirlo de todas las maneras posibles, tengo certeza de que he perdido terreno y que me costará volver a recuperarlo, pero lo puedo hacer, aún con todo el asco y el odio que le tengo, puedo hacer que vuelva a caminar junto a mi y que su obsesión lo mantenga ciego el tiempo suficiente para destruirlo al completo.

Suspiro mientras que camino hacia la chaqueta de cuero que estaba preparada en la cama, la pongo sobre mi piel ocultando totalmente mis brazos lleno de hematomas.

Las horas han echo que me sienta un poco mejor en cuestión de salud, eso hace que ve las cosas un poco más positivamente, aunque las marcas sigan sobre mi piel.

En estos momentos pienso que puedo con todo, que mi cuerpo puede soportar toda la presión a la que me voy a enfrentar de nuevo, que esta vez sí saldré menos dañada.

Aunque en otros momentos todo eso se convierte en pensamientos muy diferentes.

Mis ojos vuelven hacia el espejo que cubre toda la pared de mi habitación, pero está vez  observo la parte baja de mi abdomen, casi cerca de mi ombligo, donde todavía conservo un pequeño apósito que cubre la incisión del trasplante.

Mis dedos rozan esa parte con suavidad, sabiendo que ahora más que nunca debo cuidarme, no puedo retroceder todo lo avanzado.

Pero el saber que debo cambiar de táctica para que mi cuerpo sufra menos, hace que sienta aún más asco de mi misma que anteriormente.

Y por extraño que parezca a pesar de que el tiempo haya pasado, sigo pensando que lo que voy a hacer, es faltarle el respeto a cierta persona.

Aunque el no esté en mi vida, aunque él esté con otra persona, yo sigo sintiendo lo mismo que la primera vez que estuve con el maldito desgraciado.

Cierro los ojos intentando evitar esos pensamientos que no me hacen ningún bien en estos momentos, debo actuar como debo, sin llevar mi mente a esos sentimientos que provoca.

El sacrificio de la reina (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora