Camino mirando como siempre a mí entorno mientras que me pongo las gafas de sol al salir a la terraza, la cual se encuentra llena de hombres rondando todo el perímetro.
Me paro un momento en cuanto salga al exterior, adaptándome al calor del día y logrando aclarar mi vista cansada.
Las últimas noches había podido dormir algo, aún con pesadillas constantes pero aún así esas horas de sueño me hacían demasiado bien, había recuperado mucha energía, pero volver a pasar una noche sin dormir me ha dejado totalmente reventada.
Pero aún así mi mente está más despejada de lo que esperaba, además de que mi cuerpo se encuentra totalmente bien y no hay ningún signo de alarma que me indique que algo esta mal.
Mis pies se mueven descalzos como si estuviera en un lugar seguro y me sintiera como en casa, aunque no siento eso ni lo sentiré en ningún momento.
Se que el se fija en todos los pequeños detalles, antes siempre vestía y me movía como si en cualquier momento fuera a atacarle o a escapar de todos sus guardias.
Pero desde que lo vi anoche, cambie totalmente mi manera de actuar, pero también tenía una base de la que el no puede sospechar en ningún momento, en la cual me puedo sostener en este momento.
Si hubiera llegado así cuando volví con el después de muchos años, ni yo misma me hubiera creído esta actuación, pero actualmente todo parece natural y confío en que el se lo trague todo.
Llegó hasta el, viendo como se encuentra sentado y comiendo su desayuno sobre la mesa de madera blanca que tengo delante de mis ojos, no le da el sol en ningún momento ya que está debajo de una pérgola de color marfil.
Lo inspecciono unos momentos antes de acercarme a la butaca que está más cercana a él, pero antes de sentarme, con todo el esfuerzo y fuerza que puedo reunir, me inclino hacia el y le beso la mejilla por un breve instante.
Sus ojos no me han dejado de observar desde que me ha visto caminar hacia el, pero ese movimiento por mi parte no se lo esperaba, por eso tarda en reaccionar.
Me coge la cara cuando lo hace y devora mis labios con brusquedad pero sin que sus manos causen daño en mi cuerpo, algo que agradezco enormemente.
Cuando se sacia de mi después de unos segundos eternos, me separo lentamente de él mientras que sonrió, antes de sentarme a su lado.
Pongo mis pies encima de la butaca y los pego a mí pecho, visualizo un momento la mesa antes de coger una manzana del frutero que ocupa practicamente el mayor espacio de la mesa.
—¿Has descansado bellísima mía?—dice mientras que su mano acaricia mis piernas por encima de su pantalón de chándal que llevo.
He vuelto a utilizar su ropa, algo que por lo que veo le gusta al observarme, ya que sus ojos muestran satisfacción al detallarme cuando sus ojos están sobre mi.
—La verdad es que si, he logrado recuperar horas de sueño, me he levantado super fresca—le digo mientras que trago un trozo de manzana y lo miro de reojo de nuevo.
Sus ojos se muestran está mañana más claros y parece que baila al compás mío, ya que no duda de mis palabras en ningún momento como anoche note que lo hacía.
Asiente mientras que aparta su mano y nos sirve a ambos un poco de zumo de naranja, lo hace con total lentitud antes de volver a hablar.
—Me alegra escuchar eso princesa—dice mientras que me acerca el vaso al borde de la mesa antes de que su mano vuelve a mí pierna —no te he querido despertar, sabiendo que necesitabas descansar—dice sonriéndome como si nunca hubiera roto un plato, como si fuera un ángel.
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El sacrificio de la reina (+21)
Teen FictionUna chica que luchó tanto para desvincularse de la mafia, que solo ansiaba la paz de las pequeñas cosas de la vida.. Quién le diría a ella que se sacrificaría por las personas que más amaba, que dejaría absolutamente todo para adentrarse en las fila...