Capitulo 16

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La noche por los cristales se alza totalmente esplendorosa.

Yo sigo en unos de los sillones que hay a lo largo de  la habitación, sentada mirando como el mar está completamente bravo debajo de la inmensa oscuridad que llega desde el cielo.

Todo el día me lo he  pasado en la misma posición, perdida en mis pensamientos

La mayoría no han sido buenos, pero aún así he dejado que tomaran mi mente solamente por unas horas.

No he hablado con nadie de esta mansión, simplemente el mayordomo me ha traído de comer, y no se ha marchado hasta que he probado algo.

Aunque tenía poca hambre he realizado el esfuerzo.

Ya que debo cuidar al máximo mi salud, debo aguantar un mes como sea.

Y obviamente intentar en un mes solucionar todo esto, y salir de esta mansión totalmente viva.

Algo que ahora mismo parece muy lejano.

Escucho como la puerta a mis espaldas se abre, se escuchan pasos hasta que se detienen a pocos metros de mi.

Espero pacientemente hasta que la persona que se encuentra observándome por unos segundos hablé, intento mantener mi actitud totalmente serena.

—El señor la esta esperando —dice la voz del mayordomo, haciendo que asienta lentamente con la cabeza.

Me levanto al fin después de muchas horas en la misma posición, estiro parcialmente mis músculos totalmente de espaldas a él, tomándome el tiempo necesario, mientras que me aliso el vestido que llevo.

Corto y negro, la parte baja es suelta,pero la parte de arriba está ajustada a mi cuerpo.

Totalmente amoldado a cada curva que poseo, haciéndome parecer una totalmente diosa.

Mis ojos van hacia mis brazos donde la manga larga los cubre tapando esa parte de mi piel que me hace vulnerable.

Camino con unas sandalias de tiras de espiga que llegan hasta mi rodilla, odiando el hecho de ponerme tacones, pero aún así alejando ese pequeño dato mientras que me hago un moño despeinado delante de uno de los espejos de la habitación.

Camino hacia la salida cuando siento que estoy totalmente lista para lo que me espera esta noche, con el mayordomo a mis espaldas, haciendo que por unos momentos me sienta inquieta ante su presencia, aún así no dejo caer la máscara que cubre mis emociones hasta el momento.

Todo está silencio, noto que el clima a cambiado, hace aún más frío y este se cuele por la piel que llevo descubierta.

El mayordomo una vez hemos salido de la ala en la que se encuentra la habitación que he ocupado, se pone delante de mi unos pasos y me guía por los pasillos.

Camino con confianza sin demostrar ningún miedo, como si estuviera en mi propia mansión.

Actuar así en el territorio de un enemigo siempre le desconcertada, una de las grandes lecciones que me dieron.

Mostrar esta seguridad que actualmente no tengo, sintiendo por dentro el miedo de que vuelva a ocasionarme algún daño, sobretodo mental, hace que por momentos quiera desparecer.

Pero aún así no lo muestro, debo mantener aparcados estos sentimientos lo máximo posible.

Llegamos hasta una gran puerta negra, en cuanto estoy en frente de ella el mayordomo desaparece sin decir nada.

Dejándome completamente sola a puertas de mi calvario.

Juego unos minutos con el anillo que no he quitado en ningún momento, intento calmar la ansiedad que nace en mi, con tan solo pensar que debo cruzarla y el estará esperándome.

El sacrificio de la reina (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora