Capitulo 11

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Acostada al borde justamente en la azotea de la mansión, en uno de mis sitios preferidos solamente con las luz que proporciona la luna mientras que mirando la estrellas me permito relajarme, después de un día que marcará un antes y después en mi vida.

Demasiadas cosas en tan pocas horas, noticias que aunque no quiera debo asimilar cuanto antes para mantenerme centrada y alerta en todos momento.

Cierro los ojos unos segundos con cansancio mental, hace tan solo unos minutos que he llegado a esta casa, la que me vio crecer y ser la persona que soy ahora, donde me he escabullido entre los pasillos con sigilo aunque sé que varias personas saben que estoy aquí desde el primer momento, pero necesitaba estar sola.

Aunque totalmente nunca estaré,ya que al abrir de nuevo los ojos observo una vez mas como hay varios francotiradores puestos en posiciones estratégicas en este lugar, además de un par de guardias que estan a unos metros de mi.

Me recuesto en la pared dejando uno de mis pies colgados, no le tengo miedo a las alturas, reconozco que hay muy pocas cosas que men miedo en esta vida, así que esto no es nada para mí, incluso desde aquí me siento mucho más segura y en cierta manera más protegida que en cualquier otro lugar.

Miro otra vez mi móvil que está puesto encima de mi pierna, hace poco que he abierto el medio de comunicación que tengo con el, tan solo tengo diez minutos para escribir, pero aún así vuelvo a releer otra vez sus mensajes, cada uno de ellos.

El último me hace sonreír, me hace saber que el todavía me quiere o que todavía no se ha olvidado de mí.

Sus palabras son cortas pero significativas para mi, mucho más de que para cualquier otra persona.

"Aguanta mi niña, se fuerte.Todo saldrá bien mi reina.Te tengo en mi cabeza constantemente, no pienso olvidarme de ti. Te amo"

Leer otra vez eso, me hace tener las fuerzas de empezar a escribir, a pesar de que me quedan escasos minutos para expresarme además de ser bastante incoherente con mis palabras, intento expresarme lo mejor que puedo.

Le digo que mi día a sido complicado, que me  cuente sobre su día para que me despeje un poco la mente, también le cuento lo bien que me hace leer sus mensajes, al igual que narro esos pensamientos que han rodando parte de mi día en mi cabeza.

Le explico que para mí escribirle esto es un desahogo de todo lo que ha ocurrido, y se que quiera o no cuando guardo el mensaje tengo la certeza de que lo leerá y sabrá comprenderme.

Me siento mucho mejor, siento como si por lo menos me hubiera quitado una carga al decirle esos sentimientos que están constantemente rondandome.

Aunque pueda que mis sentimientos sean contradictorios, el siempre lograba que yo aclarará todo lo que había en mi cabeza, el era mi punto a tierra cuando pensaba que el no merecía estar conmigo, siempre me hacía salir de ese bucle.

Y este último mensaje que le he escrito, supongo que tengo esa sensación de que el vuelva a hacer lo mismo, que vuelva a hacerme saber que el está conmigo porque así lo desea.

Cierro nuestro medio de comunicación cuando apenas me quedan veinte segundos, igual que  borro toda la información del sistema que lleva mi móvil tal y como me ha enseñado Armand.

Debo tener demasiada preocupación, ya no solo está detrás de mi un loco, sino todo la comisión antidroga de este país y de unos cuantos más que quieren capturarme a como de lugar.

Estoy acorralada, pero aún así en estos momentos me siento tranquila, lo que tenga que ser vendrá, no puedo ponerle un alto al destino, así que solamente deberé sobrevivir.

El sacrificio de la reina (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora