Capitulo 78

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Mis manos están sobre la mesa de cristal donde observo como todavía hay un leve temblor, pero que puedo controlar fácilmente si lo deseo, algo que me indica que voy mejorando.

Respiro una vez mas antes de subir la mirada hacia el hombre que me mira en silencio y completamente atento a cualquiera de mis movimientos, sobre todo si atención está enfocado en como mis ojos se mueven entre él y la otra persona a la que miro cada segundo.

—Te ha ayudado bastante a estabilizarte como siempre—habla mirando hacia el punto que hay detrás de mi espalda, el cual  sigue durmiendo tranquilamente—pero está vez ha sido más arrasador ¿Verdad?—pregunta refiriéndose al ataque de hace tan solo una horas, mientras que observa como todavía mi cuerpo está volviendo a reconstruirse.

No contesto indicándole que lo que ha dicho es verdad,ben cambio vuelvo a llevar a mi mente todo lo que me ha llevado a reaccionar así.

Frotó mis manos una con la otra antes de darle otra mirada, sintiéndome más tranquila para hablar del tema sin que mi mente me juegue una mala pasada.

—Enterarte de que uno de tus enemigos sabe de la existencia de tu hijo, provoca que te se caiga el mundo a los pies—hablo mientras que vuelvo mi mirada hacia el, viendo como el me comprende mejor que nadie—mi mente no ha aguantado como esperaba, el ha dado con mi punto debil, ha entendido que por mucho dolor que me provoquen, nada va a ser peor que desvelen este secreto—hablo mientras que me pasó las manos por la cara.

Volviéndole a dar una y otra vez vueltas al mismo tema, nadie sabe de su existencia en este mundo, lo he ocultado a la perfección, al igual que creo imposible que Kalid haya revelado este secreto.

Suspiro mientras que me echo hacia atrás en la silla, me llevo una mano en la frente, cuando se agolpan los recuerdos de ese día.

Ángel solo tenía cuatro meses cuando el descubrió que tenía un hijo, llevaba poco tiempo acostumbrada a una nueva vida en ese entonces, todo era demasiado abrumador aunque era absolutamente feliz.

Armand había cubierto todas mis huellas, al igual que había borrado todo rastro de su nacimiento desde el primer segundo.

Nada lo ataba a mí, yo solamente era una niñera de ricos que compaginaba ese trabajo con ser camarera, no podían contentar puntos porque la historia era totalmente verídica.

Ángel siempre ha tenido otro apellido, igual que en todas las gestiones que he tenido que hacer con referencia a él, ha firmado otra persona indicando ser su progenitora.

Yo simplemente era una simple niñera, ocultando que era el mi hijo, que era la persona que más amaba, la cual escondía con miles de historias para tenerlo cerca siempre y que está vida no lo descubriera.

Mis ojos vuelven a él inconscientemente, observo como coge en un puño la manta y abre la boca para respirar mejor, haciendo que un poco de saliva se escape de sus labios, logrando que a mí me salga una sonrisa.

La farsa siempre ha sido lo más real posible, no había ningun fallo en ella, pero Kalid no era idiota, era un psicópata a un nivel mucho más alto del cual lo he presenciado en estas semanas.

Me seguía incluso estando embarazada, aunque utilizará ropa ancha, intentara llevar una vida super normal ocultando todo el proceso, mis visitas frecuentes a un hospital, eran demasiado sospechosas.

Yo mismo lo sabía, pero era algo indiscutible, era la salud del pequeño bebé que alberga en mi interior la que estaba en juego, tenía un embarazo de riesgo, así que no podía llevarlo sin controles periódicos.

Respiro profundo al recordar el precioso momento que el mismo me dijo a la cara, que sabía el secreto que ocultaba.

Esa noche está grabada a la perfección en mi mente, el como apareció solo sin ninguno de sus hombres en el bar en el que trabaja de camarera.

El sacrificio de la reina (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora