Capitulo 34

124 6 0
                                    

Siento la brisa acariciar mi cara con delicadeza, igual que note el cosquilleo que tengo en la punta de mis dedos se hace más intenso y constante, mis pestañas se agitan levemente en cordinacion con mis latidos, aún así todavía se sienten pesadas para abrir los ojos ante el mundo que me espera.

Aun así sigo en la misma postura sin moverme ni un solo centímetro, mientras que mis oídos empiezan a e escuchar más claramente la conversación que se da cerca mía.

—¿Cuando despertará?—escucho que le pregunta a la persona que supongo será un doctor, ya que le ha estado informando sobre mi salud hace unos momentos, o eso es lo que yo he descifrado mientras que mi mente volvía a funcionar.

—No lo sé señor, su cuerpo está muy débil todavía y necesita descansar, no hay tiempos acordado para que la señorita despierte, hay que dejar que evolucione—le dice la otra persona en voz baja como sino quisiera perturbar mi paz.

Llevo un rato despierta algo que han notado, sigo intentando adaptarme otra vez a la situación, sintiendo mi cuerpo super débil y echo pedazos, pero si una pizca de dolor de momento, seguramente me habrán drogado tanto con analgésicos que es es lo que me tiene totalmente cansada y sin dolor.

Mi mente intenta ubicarse en que día estamos, pero no lo logra, no se cuánto tiempo he estado así, pero por su pregunta se que ha sido bastante, simplemente recuerdo en el momento en el que sentí que todo se acababa, lo siento demasiado lejano en estos instantes, podrían haber pasado semanas o meses, todo a mi alrededor es demasiado confuso.

Solo tengo claro una cosa, parece que el me salvo en el momento que perdí la consciencia, sino no estaría aquí.

Muevo mi mano hacia el borde de lo que supongo que es una cama con suavidad mientras que siento la tela bajo mis manos, por la textura es seda, el tacto se siente muy bien, haciendo que empieze a sentir al completo la punta de mis dedos

Me concentro en volver a recuperar del todo y volver a empezar a sentir para enfrentarme de nuevo a la persona que está robando poco a poco mi cordura, volver a la vida real, no quiero seguir vulnerable ante a él, no mientras que yo pueda controlarlo.

Abro poco a poco los ojos, primero por unos segundos antes de cerrarlos viendo prácticamente todo borroso, en el segundo intento pestañeo varias veces enfocando algo, hasta que lo primero que veo es una ventana, los rayos de sol se cuelan por ella, las cortinas danzas con la brisa, llevan un compás muy satisfactorio que me hace concentrarme mientras recupero todos mis sentidos.

Mis ojos de un momento a otro se dirigen hacia la voz que habla en griego ahora, esta de espaldas a mí cerca de la puerta de la habitación, su figura sigue siendo la misma de mis pesadillas, todo parece estar igual.

El doctor está rebuscando entre sus cosas a los pies de la cama, murmurando algo que no logro comprender, así que no se da cuenta de que estoy despierta, algo que me alivia ya que da unos minutos más para mi.

Mi mirada se pasea por el único que me falta contemplar, el que se da cuenta de que estoy despierta, ya que sus ojos se conectan con los mios, en ellos hay alivio y felicidad aunque su cara se mantiene inexpresiva mientras que sigue escuchando, el guardaespaldas del psicópata no deja de observarme en ningún momento, es como si quisiera hablarme con la mirada, decirme que todo estará bien.

Su voz para de hablar de un momento a otro sacándome de la burbuja en la que estaba mientras me perdía en sus ojos azules, cuando él ve que no le presta atención, se gira hacia la cama, entonces es cuando ve que tengo los ojos abiertos.

De nuevo veo el rostro que casi me mata, por su cara cruzan demasiadas emociones mientras que se separa del guardaespaldas y viene a mí con una sonrisa, como si el no fuera el culpable de mi estado.

El sacrificio de la reina (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora