Las calles pasan más lentamente de lo que me gustaría, me fijo en cada detalle dándome cuenta que no son las mismas que llevan a la base de la mafia griega.
Me está llevando a otro lugar muy diferente, lejos de la ciudad, hemos cruzado el límite hace apenas unos minutos, lo cual me pone nerviosa aunque evitó demostrarlo.
El silencio se mantiene entre los dos desde que abordamos la camioneta, el no hace ningún acto por cortarlo, yo solamente me recuesto en la ventana y cierro los ojos sin decir ni una sola palabra, si quiere silencio yo estoy encantada de mantener mi boca cerrada.
Estoy demasiado cansada por eso no provocó ninguna conversación o intento acercarme a él de alguna manera, en mi mente parece que ha pasado un tsunami bestial, por eso no estoy encondiones de mover ninguna ficha de este juego que ambos jugamos.
Pero aún así me intento mantener lo más activa posible, dejar a un lado todos los pensamientos que me rondan y no alejarme del presente, no me puedo dar el gusto de dejar que lo que ha ocurrido me invado y haga que pierde el control, no delante de él.
Veo como llegamos a una gran mansión, totalmente negra, con toques dorados en las ventanas que puedo ver, con rosales totalmente oscuros ocupando la parte frontal de la casa, dándole una visión siniestra.
Por la ubicación, aunque estemos fuera de la ciudad se encuentra cerca del límite, un dato curioso que no se me pasa desapercibido, al igual que me doy cuenta esta rodeada por una gran verja totalmente opaca de unos tres metros evitando que no se pueda ver absolutamente nada, además de que la rodean bastante hombres, lo cual si quisiera escapar me sería francamente difícil.
Cuando la camioneta se aparca enfrente de la puerta, le abren la puerta inmediatamente, baja tranquilamente, se para cuando sale poniendo sus ojos en mi, hasta que me ofrece la mano.
La acepto y bajo con lentitud sintiendo como el aire se ha vuelto más espeso pero alejo esa sensación centrándome en mirar la puerta principal, en ella esta ya el guardaespaldas con su típica postura, su mirada esta centrada en su jefe y en nada más, sus ojos no se desvían ni un solo momento, aunque puedo notar la tensión en sus manos cruzadas al frente.
El camina conmigo hasta subir unos cuantos escalones que hay en la entrada y estar enfrente del su hombre de confianza, el se inclina ante el y pone una postura más relajada, aunque ahora que estoy más cerca de el, veo sus facciones aún más tensas de lo que he notado antes, al igual que sus ojos se desvían un poco hacia mi, mostrándome preocupación por un segundo, algo que me sorprende pero lo cual no muestro como siempre.
—No quiero que me molesten, soluciona cualquier cosa que pase—le dice antes de continuar caminando y pasar por su lado sin esperar una contestación, arrastrándome a mí con el y haciendo que por un momento pierda el equilibrio.
El tono de su voz, la manera de decirle eso, hasta incluso su rostro totalmente serio me hacen ver que algo ocurre.
Mi cuerpo se pone en alerta, hace que todo en mi vuelva a un estado de tensión, mi piel se enfría y todo el entorno me envuelve hasta sentir que mi respiración se corta.
Inspiro lentamente intentando no tener una crisis y centrándome en lo que tengo alrededor, viendo como entramos a un gran estancia central, muy amplia y hay unas escaleras divididas en la parte central, igual que en la fortaleza Mancini, el diseño es muy parecido pero el aura que trasmite no es ni acogedora y cálida como la fortaleza.
La decoración es minimalista, los colores son fríos y sombríos, igual que el aire que se respira cada vez que nos adentramos más en ella, no me deja visualizar mucho más ya que no se para.
El camina con seguridad mientras que me lleva por uno de los pasillos, caminamos por pasillos en los que hay muy poca luz, pero parece que el sabe perfectamente hacia donde va, sintiéndose totalmente poderoso al nadar en un terreno que el solo conoce y a mí me hace tener ansiedad.
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El sacrificio de la reina (+21)
Teen FictionUna chica que luchó tanto para desvincularse de la mafia, que solo ansiaba la paz de las pequeñas cosas de la vida.. Quién le diría a ella que se sacrificaría por las personas que más amaba, que dejaría absolutamente todo para adentrarse en las fila...