Capitulo 90

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Siento el calor cubrir mi cuerpo, mis sentidos se empiezan a activar cuando noto la tensión de mis músculos.

Mi cuerpo se despierta poco a poco haciéndome sisear de dolor al sentir como estoy amarrada a algún sitio, no tengo ninguna libertad de movimientos, no puedo moverme ni un solo centímetro.

También noto ropa cubrir mi cuerpo, algo que agradezco, al saber que no estoy totalmente expuesta, tengo una barrera la cual me cubre de momento.

Cuando estoy totalmente segura de que mis oídos no captan ningún sonido voy abriendo lentamente los ojos, encontrándome con un paisaje que me esperaba ver tarde o temprano.

Mi mirada se pasea por todo mi alrededor, viendo que estoy en mitad de una habitación totalmente roja, con el techo de cristal, dejándome expuesta totalmente al sol, el cual es directamente contra mi cara.

No puedo ubicarme ya que solamente se ve el cielo, por mucho que mi mirada quiera descubrir donde estoy no puedo descifrar nada.

La habitación se parece muchísimo en la que me torturo Vasiliis, la persona que ahora mismo espero que esté sufriendo el triple de lo que yo sufrí y de lo que seguramente voy a sufrir próximamente.

Mi cuerpo está atado a un poste circular que hay en mitad de la habitación, mis manos están envueltas en cadenas de hierro, al igual que mis pies están totalmente rodeados por más cadenas, haciendo que tenga cero movilidad.

Mi ropa es la misma que llevaba, pero lo único nuevo es la venda que hay en mi muslo totalmente roja debido a la sangre que todavía se filtra, el dolor está ahí pero parece que han extraído la bala y han cosido la herida.

Aunque en estos momentos este odiando el hecho de que hayan tocado mi cuerpo estando inconsciente, por unos segundos pienso que si me han curado, eso me beneficia en algún modo.

Todavía tiene algo de lucidez o simplemente no quiere que muere por una simple herida de bala.

No sé cuáles son sus planes desde aquí en adelante, pero solamente espero que me los dejé saber pronto, ya que intuyo que el ha cambiado totalmente de faceta.

Me dejara ver la única que es real en el, con la que convivi mucho tiempo, la cual se lo que me puedo esperar.

No estaré tan a ciegas como todos estos meses en los que el se ha ocultado y me ha dejado ver alguien que no era, no sabiendo cómo iba a actuar, ni como iba a reaccionar.

Respiro lentamente mientras que observo el mobiliario de mi nueva sala de tortura, veo que solamente hay una silla roja de terciopelo en una esquina, total majestuosa, como si fuera un trono.

Al girar un poco la cabeza veo que a mis espaldas hay toda una pared con elementos de tortura, todos colocados a la perfección, relucientes y totalmente siniestros, mi mirada pasa por los cuchillos, al igual que por las hachas y sierras que hay en uno de los estrenos.

Trago saliva al saber que me espera pasar por todo eso, sabiendo que esta vez me será difícil salir de aquí con vida.

Mi mirada vuelve al frente, donde hay una puerta doble de cristal opaco, donde solo uno de los lados se puede ver y casualmente no es mi lado.

Me quedo unos momentos fija mirando al frente, pero no siento su mirada o puede ser que ya haya perdido la sensibilidad ante el, y se encuentre detrás del cristal planeando mi tortura.

Desvío mis ojos sutilmente hacia las esquinas de las paredes vacías, no hay ninguna cámara, están totalmente libres pintadas del mismo color que me cubre el cuerpo.

Cuando he revisado todo suspiro con pesadez sintiendo mi cuerpo totalmente jodido, no solamente por la herida, sino también al recibir la abstinencia de la medicación que debía tomarme.

El sacrificio de la reina (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora