Capitulo 14

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Todavía siento temblar mi cuerpo, aunque mi cara no expresará nada por dentro de mi hay un mar de emociones.

Volver a escuchar la voz que tanto me ha atormentado estos años en sueños o cuando estaba mentalmente mal, es más duro de lo que pensé.

El se encuentra de espaldas a mí viendo su club, pero se que está atento a cada uno de mis movimientos por todos los espejos que hay en esta sala.

Intento relajar mi cuerpo aunque nunca tendrá efectividad si estoy cerca de el, pero aún así consigo que mi corazón vaya más lento, y me centro en el.

Su apariencia poco a cambiado, igual que esos ojos totalmente negros que me miran a través del espejo, tan oscuros como el hoyo en el que ahora mismo estoy rodeado en mi mente intentando no caer.

Un traje azul enfundado en su cuerpo, con una camisa blanca abierta totalmente, me dejan ver su cuerpo que tan odio.

Su pelo negro que siempre está echo un moño en la parte baja, muy sutil que lo hace ver como una persona elegante aunque no tiene nada de ello, mis ojos se desvían a sus típicas cadenas que cuelgan de su cuello, las cuales eran mi mayor temor hace un tiempo atrás.

Miro detenidamente su cara al fin, dándome cuenta de que la cubre una barba totalmente recortada y perfilada, pero aún así dejándome ver su lado derecho esa quemadura que lo hace tan siniestro.

Igual que por un momento mis ojos bajan sutilmente hacia abajo donde está la cicatriz en su pecho, de la bala que iba directa a su corazón pero que no cumplió su objetivo.

Muchas veces me pregunto que hubiera pasado, si esa bala lo hubiera matado en aquel instante, si todo hubiera sido mejor o al revés.

Pero el hubiera ya no existe, ahora se que esto es lo que me toca, pero que cambiare el futuro a como de lugar.

-Estas muy callada princesita -habla lentamente con su acento característico, mientras que al fin se da la vuelta, y lo tengo otra vez e frente, al psicópata que me arruino mi vida una vez y por su mirada esta decido a hacerlo de nuevo.

Su andar es seguro, camina hacia una butaca justamente enfrente de mi, se sienta como si fuera el rey del mundo, mirándome y analizandome gozando de su victoria seguramente.

Pero he podido perder una batalla, pero la guerra está por ver.

Aunque no le demuestro en ningún momento mis pensamientos, simplemente intento relajar mi cuerpo aunque mis palabras están teñidas de odio.

-No hay mucho que decir Kalid-digo con algo de rabia su nombre sin bajar la mirada.

El sonríe al ver que como su nombre sale de mis labios, aunque lo diga con asco, eso es una adulación para el.

-Yo creo que si-dice quitando esa sonrisa y volviendo a una expresión más seria.

Sus cambios de humor me traen de vuelta otra vez al pasado, mi mente se dispersa por unos momentos.

Se que la persona que tengo enfrente de mi tiene un trastorno neurótico además de un grado alto de bipolaridad, y eso lo hace aún más peligroso en algunos momentos.

Nuestras miradas no se dejan de mirar,su mirada quiere encarcelar a la mia, pero no lo consigue de momento.

-Yo creo que lo sabes todo-le digo mientras que me levanto lentamente de la butaca, y me pongo de espaldas a él en la misma posición que él había estado antes.

Se que no debo nunca darle la espalda a mí enemigo, pero se que el no atacará así, lo conozco, el no tiene la intención de hacerme un daño físico por ahora, por eso intento mostrarme serena a su alrededor.

El sacrificio de la reina (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora