La música sigue sonando mientras que yo muevo mi mano inquieta sobre la mesa mirando a mí alrededor con suma atención.
El ambiente a cambiado drásticamente con su llegada, la música es mucho más apagada igual que las luces que se ha vuelto aún más oscuras.
A pesar de eso que suele ser lo habitual cuando el muestra su presencia ante la gente, hay algo en el aire que hace que mis sentidos se hayan agudizado y este pendiente a cualquier movimiento de las personas.
Algo ocurre que se me sale de las manos, pero no se qué es a pesar de que le doy mil vueltas, no hay nada que pueda hacerme sentir más intraquilada de lo que estoy, todo esta calmado no hay ningún incidicio para que mi ansiedad suba, pero aún así cada vez siento más fuerte esa sensación de que hay algo.
Veo como se acerca Kalid a mí caminando seguro entre las personas después de haber estado hablando con su padre, sus ojos conectan con los mios una vez que le faltan escasos pasos para llegar.
Han pasado unas horas desde que estamos aquí, en este tiempo el ha estado conmigo presentándome a gente que ni me interesa saber que existen.
Y haciéndolo como su mujer, algo que odio con toda mi alma pero intento no demostrarlo y seguir estando calmada.
Hace tan solo unos minutos es cuando se ha disculpado y se ha ido al rincon donde se ha ubicado su querido padre, ha estado hablando con el unos segundos, sus caras no demostraban mucho pero aún así de vez en cuando me miraban, así que el tema de conversación era yo.
Noto como la seguridad que está a mis espaldas se dispersa con su llegada, vuelven a los puestos que antes ocupaban, dejándome por un momento respirar con tranquilidad al no sentir esa presión de su mirada constantemente en mi.
El se acerca, su mano como siempre va hacia mi cintura y me atrae hacia el de un solo movimiento, haciendo que mi mirada se enfoque en el y deje de observar a mí alrededor.
—¿Estas cansada bellísima?—dice sobre mis labios, mientras que su mano toca el borde del vestido, hasta que llega a mi piel donde la acaricia sin dejar de observarme.
Respiro rítmicamente como sino sintiera las ganas de cortarle la mano y dársela de comer en este momento, alejando completamente esos pensamientos asesinos que siempre hay en mi mente le contesto dulcemente.
—Estoy muy bien cariño —le digo mientras que mi mano va hacia su cuello, le acaricio levemente odiándome a mí misma por este acto que fingo a la perfección.
El sonríe mientras que intenta fundirse conmigo al no dejar ningún espacio entré nosotros, sus manos se expanden por todo mi cuerpo haciéndome sentir repunganacia ante su toque.
Mis brazos rodean sus hombros de manera mecánica mientras que mi mirada se desvía un momento hacia el final de la sala donde el se encuentra rodeado por todos sus hombres.
Su mirada esta pendiente de mi, de cada acto que hago, al igual que la mía esta pendiente de su reacción.
Nace una pequeña sonrisa en mi cara cuando sus facciones se tensan y su mano se aprieta sobre la copa demostrándome que se ha dado cuenta de que su hijo está totalmente en mis manos en este momento, y eso a el le perjudica demasiado.
Siempre ha controlado cada aspecto de la vida de Kalid, desde que era tan solo un niño, lo ha tratado como una marioneta que usa a su antojo, ya que en el momento que se supo los problemas mentales que tenía, dejo de ser su progenitor para convertirse en soldado más, o eso es lo que me contaban de él antes de conocer la verdad que se presentó ante los ojos.
Años después cuando yo estuve en esta misma posición, me di cuenta de que el solo le interesaba yo, destruirme para quedarse en lo más alto de la pirámide.
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El sacrificio de la reina (+21)
Teen FictionUna chica que luchó tanto para desvincularse de la mafia, que solo ansiaba la paz de las pequeñas cosas de la vida.. Quién le diría a ella que se sacrificaría por las personas que más amaba, que dejaría absolutamente todo para adentrarse en las fila...