Siento como Armand me apoya sobre su cuerpo lentamente sin moverme mucho, mientras que me empieza a quitar el chaleco como puede sin separarme de él, me empieza abanicar con la manos mientras que no para de mirarme preocupado, aún más que anteriormente.
El calor que siento es demasiado, igual que siento mi piel pegajosa debido a el sudor que recorre todo mi cuerpo.
Me he puesto al límite otra vez y cuando ha pasado toda la acción, he notado como me iba apagando de una forma rápida, hasta tal punto de no poder ni un solo centímetro de mi cuerpo cuando la adrenalina ha desaparecido de mi.
Siento como cada parte de mi está ardiendo, igual que mis reflejos y sentidos han dejado de estar activos a estar prácticamente nulos.
Aunque me siento segura en los brazos de mi hermano, necesito volver al mundo real de nuevo, necesito estar activa, estamos todavía en peligro.
Aunque lo intente mil veces, mi cuerpo no puede más, está totalmente inservible, solo hay dolor en mi, así que por lo menos intento mantenerme despierta.
Noro como Armand avisa a los nuestros del lugar exacto donde estamos, igual que con una de sus manos empieza a tocar su iPad pero sin dejar de maldecir en todo idioma que conoce cada vez que nota que la fiebre está subiendo.
—Joder, cada vez estás peor, maldita sea la hora en la que acepte que estuvieras en este plan—habla el mientras que su mano intenta quitarme el sudor de la frente, sus ojos de un momento a otro van hacia la persona que se acerca corriendo hacia mi y se tira al suelo de rodillas justamente al lado de mi cabeza—ni se te ocurra tocarla—habla Armand mientras que me atrae hacia su cuerpo, apartándome completamente de el.
Tan solo apenas unos minutos han pasado después de que las personas que nos han salvado hayan acabado con los pocos hombres que quedaban en pie.
Noto como nos rodean a los dos, al igual que mis ojos escanean a todos los hombres, captando caras conocidas, lo que provoca que mis músculos se tensan.
—No me vas a negar tocar a mí mujer—dice su voz haciendo que recorra un escalofrío por mi cuerpo al volver a escucharlo, al tenerlo a tan solo unos centímetros de mi, al darme cuenta que el nos ha salvado de una muerte segura—Bellisima—habla hacia mi, logrando que mis ojos se dirigen hacia el, mientras el coge una de mis manos sin que pueda evitarlo Armand y se la lleva a sus labios para besarla sin dejar de mirarme.
Maldigo internamente cuando siento sus labios sobre mi piel, no podía haber sido otra persona la que pudiera salvarnos, casualmente a tenido que ser el maldito psicópata.
No se cómo se habrá enterado, se suponía que estaba lejos de aquí destruyendo toda la mafia griega, intentando matar a su padre.
Antes de iniciar este caótico plan, lo comprobemos varias veces dando siempre con esos mismo resultados, y verlo ante mis ojos ahora mismo me asusta, el darme cuenta de está aquí de verdad después de todo lo que ha ocurrido.
Sus ojos están enfocados en los mios, parece que ha pasado una eternidad, pero tan solo han pasado unos días en los cuales he sido afortunada de estar lejos de él, pero parece que eso ya se acabó.
Lo miro sin emociones, deseando que hubiera muerto aquella noche, todo hubiera sido más fácil n estos momentos, el no volver a tener que verlo.
—Muevete imbécil, no ves que la estás agobiando aún mas—habla mi hermano mientras que con una mano controla mi temperatura alejándome un poco más de el y con la otra no deja de sujetar su arma la cual está apoyada en mi cuerpo—necesita aire—habla otra vez mientras que me mira de nuevo a los ojos, en los cuales puedo visualizar por un momento miedo.
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El sacrificio de la reina (+21)
Teen FictionUna chica que luchó tanto para desvincularse de la mafia, que solo ansiaba la paz de las pequeñas cosas de la vida.. Quién le diría a ella que se sacrificaría por las personas que más amaba, que dejaría absolutamente todo para adentrarse en las fila...