Capitulo 28

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Cierro la cremallera lateral del vestido negro que se acopla a la perfección a mí cuerpo.

Acomodo mi cabello hecho rizos a un lado, termino de ajustar los pendientes largos que está noche utilizo, intentando evadir mis pensamientos mientras que ocupó mi mente.

Camino descalza por todo el vestidor hasta llegar donde están los tacones, que he llevado durante todo el día.

Podría cambiarlos pero me siento agusto con ellos y es lo único que importa.

Cuando yo estoy totalmente lista, me miro al espejo, mi cara se encuentra libre de maquillaje como siempre, solo llevo un par de accesorios y el maldito colgante que pesa en mi cuello.

El vestido es demasiado corto cuando lo contemplo de nuevo en el espejo, con un cinturón rojo vino que se ajusta a mí cintura, las mangas largas se acompañan a mí brazos a la perfección, con un escote que llega hasta el valle de mis pechos, dejando al descubierto más piel de la que me gustaría.

Estoy demasiado bonita y  eso en vez de gustarme, me desagrada y hace que sienta asco de verme así.

Mi belleza siempre ha sido mi mayor perdición, siempre ha logrado la atención de todo el mundo y me a echo perder muchas cosas.

Por eso siempre la he ocultado con ropa ancha y cómoda, ocultando totalmente mi cuerpo, ocultando las cuevas y mi piel totalmente luminosa y radiante.

Ha funcionado durante años,  siempre me he mostrado cuando yo lo he decidido, pero ahora es totalmente diferente.

Debo llevar esta ropa para seducir a alguien que no amo, solamente para poder destruirlo, sintiendo mi cuerpo como un objeto vendiendo al diablo.

Dejo de mirarme al espejo sabiendo que si lo hago por un tiempo más, mi mente explotará al no poder parar esos pensamientos que tanto me dañan.

Camino hacia mis dagas que están sobre un mueble del vestidor, totalmente relucientes y afiladas  las acomodo en la liga que hay en muslo derecho,  totalmente tapada por la falda de vuelo que llevo, puede que sea corta pero al menos las puede cubrir sin mantengo mis movimientos a raya.

No se lo que me espera esta noche, aunque tengo la intuición de que algo malo sucederá, lo siento es lo más hondo de mi, aunque intento no traerlo a mí mente.

Dejando ese pensamiento a un lado, cojo una pastilla más por hoy del bote que está al lado de mis dagas, me la tomo rápidamente con un vaso de agua que siempre está cerca de las pastillas.

Hoy ha sido un día intenso, he pasado horas practicando puntería con diferentes armas, apenas he descansado.

Pero por lo menos he ocupado mi mente todo el día, eso me ha ayudado hasta el momento.

Camino por fin fuera del vestidor, haciendo sonar mis tacones por todo el suelo, mientras que miro la luna como ocupa todo el esplendor en el cielo.

Me robo por unos segundos mi atención, viendo como se alza esplendorosa en todo el cielo, siendo la reina del lugar.

Aparto mi mirada del cielo cuando escucho una conversación al otro lado del salón, al reconocer su voz y al verlo de espaldas paro mis pasos antes de pasar el arco que divide el salón de los pasillos.

Habla por teléfono, con una de sus manos metida en los bolsillos, está frente al ascensor totalmente tranquilo.

—Θέλω τα πάντα έτοιμα όταν είναι η ώρα, δεν θέλω καμία αποτυχία—dice en griego antes de colgar la llamada y girarse hacia mi.

No he entendido apenas nada, eso me pone nerviosa, ya que sus ojos están totalmente negros, eso me hace saber que algo está tramando y es contra mi.

Es la misma mirada que he visto esta mañana en el antes de que me llevará a la sala de entrenamiento y me mostrará una vez mas su crueldad.

El sacrificio de la reina (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora