Capitulo 91

85 2 0
                                    

Mis ojos observan como la noche llega, como la oscuridad llena el lugar hasta que se encienden pequeños focos que rodean todo el cristal que ocupa el techo.

Aunque ilumine algo, no me deja ver los laterales del lugar, tampoco puedo contemplar la puerta en su totalidad, pero aún así respiro profundamente y me mantengo tranquila.

Después de todo lo que dijo, no ha vuelto a  aparecer, no se de que manera espera destruirme por dentro, pero la espera me está matando aunque no lo demuestre.

Me mantengo fría y sin dejar que mis emociones salgan al exterior, lo que tenga que pasar pasará quiera o no, no lo puedo evitar.

Intento pensar en algo que por lo menos me traiga un recuerdo bonito, alejando esos pensamientos de mi mente por unos segundos.

Logro concentrarme lo suficiente para que mi mente me lleva al recuerdo que más atesoro, el momento en el que vi por primera vez a mi ángel.

Siempre mantengo sus recuerdos en lo más profundo de la mente, sabiendo que están protegidos y puedo recurrir a ellos en estas ocasiones, cuando ya no me queda nada más.

Por mi mente pasa esa imagen que tengo de el, con tan solo unas horas de vida, solamente los dos juntos, ese momento fue único y inolvidable.

Me lleno de vida y vitalidad después de haber perdido todo ,el fue el único regalo que me ha dado la vida.

Sonrió tristemente al saber que antes había pocas posibilidades de que volviera a saber de mí, pero se que después de lo que ocurra en esta cuatro paredes, ya no habrá ninguna.

Lo único que me alivia, es el hecho de que no le pueden hacer daño por mucho que ahora lo desee, por el sabe que es lo único que me puede matar en vida como tanto quiere.

Se que está lejos de mi, protegido y teniendo una nueva vida, alejado completamente de este mundo cruel y despiadado.

No tengo ninguna duda de que es así ya que mi hermano le creo una nueva vida que ni siquiera la se yo, eso es lo que me hace saber que el está muy seguro.

Miro hacia el cielo prácticamente sin estrellas, suspirando mientras que mí mente me lleva a el último momento que pase con mi hermano, todavía puedo escuchar sus gritos al ver que me alejaba de él.

Se que estará destruido, que se culpara por no haberme protegido como esperaba, pero esto tenía que pasar, es el final es mi destino, al final la vida es sabía y te trae por diferentes caminos a lo que debe ser tu final.

Trago saliva intentando alejar ese pensamiento de mi mente, intentando mantenerme lo mas espabilada posible, necesito mantenerme activa pero también quiero que mi mente se apague.

Dos cosas muy diferentes que no puedo hacer a la vez, eso es lo que me frustra, ya que es lo que él quiere conseguir.

Desesperarme.

Soledad y silencio, solamente yo con mis demonios, en una batalla que al final no ganaré yo.

Mi mirada se enfoca al frente aunque no veo quien entra, se que las puertas se han abierto, por lo menos mi mente se enfoca en una sola cosa al fin.

Observo como aparece una persona que solo con ver su rostro me da algo de esperanza, el sigue dentro y está aqui justo enfrente de mi.

Una sonrisa pequeña nace en mi mientras que el se acerca rápidamente, lleva sus manos a mi cara haciendo que suspire de alivio, viendo que el es real, que no estoy alucinando.

Sigue vivo y está junto a mi, sus ojos azules me están mirando, no es un sueño.

—Pequeña esmeralda—susurra mientras que acaricia con delicadeza el contorno de mis ojos, limpiando las lagrimas que han caído al verlo, me da una mirada que no logro descifrar cuando sus ojos se enfocan con los mios—¿Estas bien?—pregunta rápidamente mientras que sus ojos van hacia mi cuerpo, lo recorren hasta que su mano toca la herida del muslo, la observa antes de mirarme de nuevo buscando algún signo de dolor.

El sacrificio de la reina (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora