15°

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Lizzie.

Acabé de leer el bendito libro y dieron las once en punto. La puerta sonaba.

—Voy.

Me levanté esperando no encontrarme con Tom. Al abrirla vi a la maestra Johansson sonriendo, iba a dejarla pasar y recordé lo de la noche anterior.

—Hola, ¿puedo pasar?

Asentí, no dije nada más. Ni siquiera había pensado en esto en el baño, siento que mis pensamientos van más lento cuando se trata de ella, o de estar cerca de la maestra Johansson.

—Prepararé todo.

—Gracias, no pretendo tardar demasiado.

Le dediqué una sonrisa y observé la laptop, encendí el programa y luego elevé mi pulgar.

—¿Puedo ir hasta tu baño?

—Claro.

La escuché hablar con entusiasmo, no quise prestarle mucha más importancia a lo que hacía, pues no quería parecer entrometida.

Creo que soy bastante entrometida, casi siempre, pero no pueden culparme, estuve en coma un año y aquí no es como que realmente puedas atrapar demasiada vida sin entrometerte en asuntos que no tienen que ver contigo.

Observé mi libreta.

No sé sobre qué escribir, realmente no hago esto desde hace tanto...

¿Cuál es el proceso creativo de una mente sin inspiración? Siento que esto dejó de ser lo mío desde que me aparté de todo el mundo que me llevaba junto a él.

Mi hermano desea leer algo sobre mí, algo que yo escriba, algo mío, pero... ¿Qué podría ser? ¿Cuál sería el punto?

Suspiré tomando la libreta de junto, el bolígrafo, parecía más divertido jugar con el botón que me permitía subir u bajar la punta del lápiz.

Bueno, él escribirá un libro, tal vez no sea lo mío hacer algo propio, pero puedo darle ayuda...

Eso quizá sirva para él, y me dejará en paz con esto. Debo describir a la mujer de su libro. Debería... Darle vida a su retrato.

《Mientras te veías centrada en las hojas sobre tus manos, con aquellos ojos cafés que parecían provocarle insomnio a quiénes se atrevieran a mantenerte la mirada – claro que jamás sería uno de esos, soy demasiado cobarde para sentir– yo te veía, esperando que no levantaras la mirada encontrándote conmigo, porque aquello me avergonzaría. No sería capaz de verte directamente. ¿Te avergonzarías si yo te pillara mirándome? Seguramente no, porque tienes demasiado carácter para avergonzarte. 》

—Demasiado carácter... — Sonreí. Aquellos ojos cafés podrían reemplazarse por unos ojos color verde brillante que parecían adaptarse "camaleonicamente" a cada habitación, pero no quería ser demasiado obvia.

Ahora tal vez debía cuestionarme, si aquél cabello rubio y aquellos ojos verdes me parecían tan atrapantes que me avergonzaba pensarlo, y es por eso que lo escondía tras el relato de una morena de ojos oscuros...

Ojos oscuros que provocan insomnio, como los sueños en los que aparece la maestra Johansson para arrebatarme hasta la última de mis respiraciones.

Ella salió del baño y la libreta se me cayó al suelo, la tomé con rapidez intentando esconderla bajo la almohada.

Noté sus ojos llorosos y una sonrisa enorme en sus labios gruesos.

—¿Ocurrió algo? — pregunté preocupada.

Laguna negra |Scarzzie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora