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Scarlett.

Ryan hoy estará fuera de la ciudad con los pequeños y mi madre. Sabía que podría estar tranquila, porque Melanie estaría allí, no había manera de que mi esposo eligiera engañarme otra vez.

Elegir... Porque eso hace. Dios, ni siquiera sé por qué sigo preocupándome, hago exactamente lo mismo. No he vuelto a verme sexualmente con Andrew, pero sé que nuestras charlas son de otra índole. Noto nuestras sonrisas indiscretas y coqueteos inocentes, él y yo tenemos mucha química. Es como si cada vez que hablaramos sobre literatura, no existiera nadie más... Tal y como los amantes Paolo y Franchesca, tal y como cuando Aubrey mencionó la divina comedia.

Acabé mi ejercicio y me recuperé con una larga ducha, músculos relajados y trabajados es igual a una mente atenta y despierta, dispuesta a leer los libros que deseo y por montones.

Observé mi móvil. Era inútil quedarme aquí, esperando nada... Mi vida... Mis días, todo... se basaba en esperar.

Esperar a Ryan, a mis hijos... ¿Realmente estaba disfrutando esto?

Pendiente de él, de lo que hace, dudando de si debería o no seguir viendo a Andrew. Estaba disfrutando aquello, pero la culpa de no mantener fidelidad a mi esposo quién en la primera semana de nuestro acuerdo fue y se cogió de mi ex mejor amiga. No sé por qué la vida es de esta manera conmigo.

No digo no estar enamorada de Ryan, han sido tantos años a su lado, fue mi primer hombre y también mi primer gran amor... Pero la monotonía es tan abrumante, yo no era el tipo de mujer que habría elegido estar en una casa con niños antes de los treinta. Cuando él me conoció... Yo iba de seminario en seminario, mis viajes eran extensos y improvisados, adoraba romper mis esquemas. La literatura me abrió tantos caminos... Y de pronto estaba este lindo chico de teatro musical, él y sus bromas malas... Creí que seríamos un gran equipo, y cuando me propuso matrimonio... Oh, Dios, realmente fue la época más feliz de mi vida, nuestra boda y luna de miel fueron a lo grande.

¿Por qué todo eso parecía esfumarse? Ni siquiera los recuerdos lograban hacerme sentir bien. No parecían llenarme en lo absoluto... ¿Estaba mal eso? Sólo necesitaba que mi vida tuviese un rumbo fijo nuevamente... Necesitaba... ¿Recuperarme? No, eso sería absurdo, tenía los años suficientes como para saber que aquella Scarlett de veinte años no era la misma Scarlett que casi tiene treinta.

Era como sentirme en medio de una nube, todo es blanco cuando tu vuelo planea por una y no distingues nada más que eso, es como si tocaras el cielo y vieses la pureza de aquel prometido paraíso, pero realmente no lo estás haciendo... Porque sólo estás perdido en el blanco... Nada más que eso, y la tierra se ve lejana, lo que puedes tocar no existe.  ¿Y qué representa lo que no existe? ¿Mi libertad? ¿Mi esfuerzo? ¿Mi matrimonio? ¿Mi vida? Tal vez todo, o tal vez nada y sólo es blanco.

Salí de la habitación, ¿qué debía hacer? ¿Huir con Andrew y tapar aquellas marcas que había dejado mi matrimonio en mi lastimada vida? ¿Sería correcto ir hasta su habitación y decirle que sólo teniendo sexo con él me sentía menos abrumada?

Observé el pasillo, vacío, oscuro, era lo suficientemente tarde como para que los estudiantes descansaran, de todas formas el lunes era la jornada más larga.

La madera vieja en la que se desprendía el moho contra el que los empleados de limpieza y seguridad luchaban semana tras semana me hizo pensar en una comparación ridícula sobre mi vida.

Los empleados intentan e intentan una vez tras otra solucionar lo del moho, y si no funciona una semana, regresan a la siguiente con nuevas ideas... Yo soy aquella pared llena de ese moho que parece no querer irse, la diferencia es que yo ni siquiera sé por dónde comenzar, y no hay peor tarea que la que no sabes cómo iniciar.

Laguna negra |Scarzzie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora