10°

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Lizzie.

—Recuerden, diez minutos más y deberán entregar sus exámenes.

Observé el libro que mantenía sobre mi regazo, dejé ir un suspiro. El examen no estaba demasiado difícil de resolver, un par de preguntas para explicar momentos específicos y detallados sobre el libro, otro de descripciones prosopográficas y etopeyas, todo con el propósito de dejar en claro que leímos lo que la maestra Johansson ordenó.

Acabé hace cinco minutos, he mantenido la mirada fija en la ventana. El clima no ha estado muy amable, lo que complicó la visita de James para sacarme a dar una vuelta. No he visto a Tom.

—¿Te sientes bien? — susurró Elliot quién se encontraba detrás de mí. Lo observé de reojo.

—Sí, claro. Gracias. — murmuré.

—Silencio, muchachos. — dijo Johansson mientras nos indicaba con su mano que dejáramos de hablar.

Volvió la mirada a su libro y cubrió su abdomen mientras tomaba una respiración profunda.

Mis ojos vagaron por su atuendo formal. Una blusa sin mangas que dejaba a la vista su sujetador blanco, pero por la luz que le daba justo, podía distinguir. Unos jeans negros y unas botas del mismo color.

Linda.

—Cierra la boca. — se burló Elliot y bufé.

—¿No quieres cerrar la tuya? — me quejé yo. Él bufó.

—Hey, no lo he dicho de mala manera, disimula un poco.

—Pues tú primero.— me quejé molesta.

Él rió.

—Soy homosexual. — murmuró. Me sonrojé. — es linda, lo admito, muy atractiva, pero no porque soy un hombre trans le debo heterosexualidad a alguien.

¿Es decir que él no...? Pero... ¡Yo he visto como la ve!

—B-bueno... No es mi asunto. Puedes sentirte atraído por quién desees. No le veo el punto a esta conversación.

Él sonrió.

—Soy Elliot. — estiró su mano. La tomé algo desconfiada. — Un gusto poder hablar contigo al fin, Elizabeth.

—Me gustaría poder decir lo mismo.

Él volvió a reír.

—Florence dijo que eras amable. No esperaba esto.

—No esperaba que asumieras que alguien me gusta. — insistí en voz un poco más alta.

—Por favor. Silencio.

La mirada de Johansson estaba fija en mí. Respiré casi sin hacer esfuerzos, pero sentía que me costaba el doble mientras la veía observarme.

—Lo lamento. He sido yo. — dijo Elliot. Ella lo observó dos segundos. Asintió y bajó del escritorio acomodando su pantalón y blusa.

Dios.

—De acuerdo, los exámenes desde atrás hacía delante, necesito que... Elizabeth y... — observó hacía el final. — Dakota se queden por aquí.

Me giré encontrándome con una pelirroja de ojos tan azules como el mar. ¡Wow! Es deslumbrante.

—Será un placer, maestra.

Un tono ronco y dulce escapó de sus labios, una sonrisa algo sugerente que Johansson correspondió.

¿Eh? Te estás imaginando cosas.

—¿Celos? — susurró Elliot. Giré los ojos.

—Déjame en paz.

Lo oí reír antes de despedirse de la maestra y salir del salón. ¿Celos? ¡Claro que no! Sería absurdo. No siento celos.

Laguna negra |Scarzzie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora