Scarlett.
Elizabeth se veía interesada mientras yo hacía divagaciones antes de comentar mi comparación tragicómica, ¿cómo le diré que he comparado mi vida con el moho? ¿se supone que debe entenderme, pedir que me encierren o dar una cómoda respuesta que nos evite la incomodidad?
—¿Entonces la idea era?
La mejor parte de hablar con ella es que jamás se le escapa un detalle, y tras una pregunta insistente, viene otra.
—Bueno, te decía que no soy la mejor creando metáforas, ¿tú lo eres? Seguramente sí, eres una chica muy lista y sobretodo lectora...
—Debemos dejar de desviar el asunto. Creo que contestarme es una opción.
Suspiré.
Nunca había charlado con alguien que realmente se interesara por mis ideas, eso es agradable. Siempre es agradable con Elizabeth.
—Perdón por darle tanta vuelta al asunto, realmente me avergüenzo.
No miento, mis ideas son lo suficientemente absurdas y básicas como para considerar no decirlas. Creo que únicamente Ryan las escuchó, pero porque él podía mejorarlas.
—Entiendo, si no desea compartirlo lo comprendo, pero créame, admiro tanto su forma de pensar que dudo que una idea suya sea absurda. Absurdo sería no oírla teniendo claro todo el potencial que posee.
Me sonrojé.
Esa sensación de calor que te permea el estómago, la espalda y el rostro, la vergüenza... ¿De qué? De oír a alguien decirme algo lindo.
—Yo... No lo creo, pero lo agradezco, tu consideración y... Siempre estás diciéndome mentiras dulces... Eso me gusta — admití.
—Es usted muy amable por tener tanta modestia, pero en serio... Ya dígame, deseo... Anhelo oírla.
Suspiré.
La vehemencia con la que Elizabeth decía ciertas cosas me ocasionaba unas ganas poderosas de soltarlo todo, creo que puedo confiar en ella y ni siquiera sé la razón.
Elizabeth se apoyó en el sofá dejando ver la tira larga de su sujetador, la camiseta le queda tan grande que sus hombros se descubren fácilmente.
—Pensaba en cómo cada trabajador logra limpiar el moho de las paredes, no se rinden, prueban y prueban productos, semana tras semana y yo... Ni siquiera sé cómo limpiar la mierda de mi vida.
Dicho esto, se produjo un silencio profundo. Aquello me hizo sentir vergüenza, de la mala, no de la buena que Elizabeth me ocasiona al decir algo lindo.
Ella tiene habilidad para transformar ese tipo de emociones.
—¿Entonces cree que es una mala metáfora? La vida es una pared, lisa y ñoña, con nuestros descuidos o cuidados la embellecemos o simplemente la arruinamos, pared mohosa o no, nunca debemos rendirnos. Rendirse es como si dejaran que el internado laguna negra se desmoronara por pedazos y si eso hubiese ocurrido, yo jamás hubiese conocido a personas tan increíbles como usted, jamás hubiese ocurrido esta interacción maravillosa.
Ambas guardamos silencio luego de eso. ¿Ya ven? Transformación de vergüenza a algo increíble.
Cada vez que Elizabeth hablaba parecía cambiar el rumbo de las cosas, tiene talento.
—Acabas de moldear totalmente mi pésima idea sobre moho y... La transformaste en arte, ¿eres acaso una especie de prodigio?
Elizabeth sonrió, pero negó rápidamente.
ESTÁS LEYENDO
Laguna negra |Scarzzie|
FanfictionMaestra Johansson. Dedicado a la mujer que es demasiado suya para ser mía. [No se permiten adaptaciones]