78° (+)

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Scarlett.

—Mhm... —dije al ver como Elizabeth no dejaba de intentar leer mi libro.

—Hey, quiero ver eso.

—No, déjame leer.

Ella se sentó sobre mi regazo, y puse una de mis manos en su cintura para mantenerla quieta.

Llevaba más de una hora intentando concentrarme en el libro, pero Elizabeth no dejaba de insistir en que lo lea para ella, no es que no quisiera, es un buen libro, sin embargo deseaba algo de tranquilidad.

—¿Ya estarás libre?

—Quiero leer.

—Has leído todo este tiempo. Mañana es lunes y debo estar temprano en clases, o la maestra no me dejará entrar.

—Esa maestra es muy molesta... —dije siguiéndole el juego, pero sin prestar demasiada atención.

Ella levantó mis gafas y la observé, mordía su labio inferior mientras jugueteaba con los botones de mi blusa.

—El celeste te queda lindo, pero honestamente creo que los colores oscuros te darían un toque diferente... —murmuró ella y sonreí.

Algo que disfruté en la semana de receso en donde mi novia fue a ver a sus padres, fue ir al pueblo con Jake y los niños. Jake los llama "sus sobrinos", y eso es lindo, pues además de mis hermanos, mis hijos no tienen a nadie. La hermana de Ryan no es alguien a quien quise en el crecimiento de mis hijos luego del escándalo en la fiesta de compromiso, aunque honestamente, ella sólo decía la verdad. El punto es... Jake y yo, fuimos de compras, él quería distraerse, y yo en mi afán de cumplir con las tareas de mi terapeuta, traté de hallar otro estilo.

No quiero decir que la forma en que me vestía antes no me guste, sin embargo sé que mayormente me importaba verme bien para que la gente me viese, para sentir que podía significar algo para el resto, pero luego de comprar ropa... Me siento un poco más segura, y también sensual.

—Mhm... —me senté en la cama, uní nuestros labios y la hice caer a la cama —. Debo irme a dormir, te amo...

Ella negó, estrechó sus brazos alrededor de mi cuello,  sentí su pecho contra el mío, incluso en mi locura más profunda aseguraba sentir los latidos de su corazón, acompañando los míos.

—No quiero que te vayas... Quiero dormir contigo —susurró con un puchero, el cual besé de inmediato.

—No sabes como me gustaría dormir a tu lado hoy... y cada noche... —admití —. Pero no puedo hoy, los niños...

—Yo entiendo, amor —susurró ella contra mis labios. Me besó una vez más.

Su aliento a café y el mío se mezclaron, la suavidad de su cercanía y sus manos en mi espalda, me hacían desear quedarme una eternidad, ella sabía engatusarme.

—Te amo, gracias...

Me levanté con el libro de Peri Rossi bajo el brazo, acomodé mi blusa y pantalones ajustados, la oí suspirar.

—¿Scarlett? —preguntó nerviosa. Me giré para verla — ¿Al salir de aquí... Me seguirá amando? — preguntó y admito que he extrañado aquello del usted.

—Con todo el corazón...

Ella sonrió.

No miento, Elizabeth me hace sentir de una forma totalmente abstracta y alejada del amor convencional que creí que existía.

Busqué una lectura lésbica en este mismo libro cuando deseé descubrirme, y hoy que la vuelvo a releer noto algo, conozco tan bien el cuerpo de mi novia, ella conoce tan bien el mío... Simplemente deseo explorarlo más, porque anhelo cada cosa que la vuelve una mujer, porque amo a esa mujer, la deseo, la quiero, quiero amarla, quiero amar cada zona de su cuerpo, que seamos una, desesperadas por la carne de la otra, agitadas y aceleradas en nombre del amor, supongo.

Laguna negra |Scarzzie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora