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Scarlett.

El juez delante nuestro ordenó que Ryan firmara el divorcio.

Jennifer se mantenía distante, pero ambas realmente habíamos esperado este día...

—Honorable juez, yo no puedo...

—Señor Reynolds, según tengo entendido fue notificado hace mucho sobre esto y su abogado en conjunto con la abogada de la señorita Johansson acordaron lo mejor para ambas partes, logrando que la audiencia de hoy se lleve en normalidad y no sea como las dos anteriores que usted ha cancelado.

Él no dijo nada. Se giró a verme y de rodillas suplicó.

—Scarlett, por favor, por lo que más quieras... Por nuestros niños, no me hagas esto... No nos hagas esto, yo te amo profundamente...

Intentó acercarse, pero los encargados de la seguridad de la sala, lo detuvieron.

—No te preocupes, firmará. Está obligado, porque se ha presentado, y si pospone una vez más, tendrá que aumentar los honorarios de Jackman.

Ni siquiera seguí viendo a Ryan. Observé al juez y traté de relajarme, aún debía llegar a casa, hacer las maletas y darme una vuelta por casa.

Mamá se enteró del divorcio. La he llamado.

Los padres de Ryan están furiosos, y su hermana, no. Ella está feliz, nunca quiso que ocurriera la unión. Recuerdo nuestra fiesta para anunciar el compromiso y el escándalo que acabó con ambos gritándose.

Ni siquiera quería tener una estúpida fiesta, pero su familia tiene aquello de ser una familia conservadora y de clase... Ryan es el hijo mayor. Supongo que tiene sentido.

Espero que mis padres no me hagan peor la situación, Rose no ha dejado de llorar por su padre, aunque para nuestro regreso he agendado una sesión con un terapeuta para ella y otra para Elliot. Solo quiero que vuelvan a ser mis pequeños risueños...

Tal vez Los Ángeles logre que mis pequeños se calmen un poco. Eso espero.

—Scarlett, no le explicaré a los niños que su madre se ha vuelto loca y desea que nos separemos. Te encargarás de eso.

—¡Le metiste ideas a Rose en la cabeza! —me quejé.

Bufó.

¡Tiene tres años, Ryan! Ella no necesita que papá le diga que mamá no lo ama. No se trata de bandos, son nuestros hijos.

—¿Y Elliot? No te has quejado de que ese niño ni siquiera baja las escaleras para saludarme. Es mi hijo, sangre de mi sangre, he pagado por cada maldito control médico en sus cinco años y me odia.

—¡¿Es en serio?! ¡¿Crees que son solo dinero y gastos?!

—No he dicho eso. Pero es justamente lo que ocasionarás con este divorcio —finalizó su idea.

Mantuve la mirada al frente e ignoré la voz de Ryan. Dieron un receso de veinte minutos en los que bebí café con Jennifer mientras veíamos el cielo, es un gran pasatiempo cuando conoces a una persona tan atenta como ella.

—¿Estás tranquila? —preguntó paseándose por delante mía.

—Creo que podría estar más nerviosa, pero viendo que o firma o paga más, y sus quejas sobre el gasto con nuestros pequeños ya me dejaron claro que no desea eso... No tiene opción.

—Firmará. Hugh prometió que le haría entrar en razón, y en lo que a mi concierne, solo debe firmar y estaremos fuera en menos de una hora. Luego yo firmaré, Hugh, el fiscal... Todo estará listo la próxima semana.

Laguna negra |Scarzzie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora