75° (+)

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Lizzie.

Desde temprano. Todo lo que quedó del día lunes y martes, ella me ignoró, al menos lo entendí, pues yo tenía mis cosas y ella realmente tampoco tuvo tiempo de verme.

Nos encontramos en un baño, me besó con cariño, y luego huyó, pero me tranquilicé, entendí que el asunto no era yo, pero hoy, mientras espero en el salón, con el corazón en la boca y la ansiedad a mil, no sé que creer realmente. Ella se está tardando tanto, y todos llegan.

Elegí el asiento del final, justo y como cuando la conocí. Sentada hasta el fondo y con pocas ganas de entender algo, el ánimo que tenía no era el mejor, estaba bajo, porque sabía que ella también se sentía triste. Eso me preocupaba tanto...

—Hey, hola.

Elliot se sentó a mi lado, extrañado por la lejanía, le sonreí un poco, a penas y elevando las mejillas.

Él bufó.

—¿Tan mal me veo hoy? Me he puesto guapo para ti, cariño.

—Gracias...

—¿Mhm? ¿Lizzie?

Traté de sonreír otra vez, pero fallé. Elliot apoyó su cabeza en mi hombro, y agradecí que fuese incapaz de decir algo, no deseaba llorar. Incluso quise faltar hoy a clases, pero no tengo a Tom para cubrirme.

De pronto entró ella en el salón, con un bolso de un lado y copias del otro, cerrando la puerta tras de sí.

—Buen día, muchachos.

Observé su blusa de color rosa y los jeans azul oscuro que traía, era realmente linda. Es realmente linda.

Dejé escapar un suspiro mientras mi mirada recorría su cuerpo sin ningún reparo, en serio me fascina.

—Cierra la boca o nos tragarás a todos —se burló Elliot. Sonreí.

—Tengo un problema —admití, él giró su rostro y no pude borrar la sonrisa de mi rostro, no me aterraba —. Estoy enamorada de ella... Eso creo.

Vi como su mentón cayó, no dijo nada, pero lo conozco, sé que intentaba no hacer corto circuito.

¿Es la primera vez que siento que debo confesarlo en voz alta? Sí, eso creo, y es la primera vez que me lo digo a mi misma.

Estoy enamorada de ella.

Esta vez no pasó por las mesas dejando las hojas, entregó las copias a los primeros de cada fila y pidió que las pasaran.

—Joder.

Observé a Elliot, él levantó la mano.

—¿Podemos oír música mientras analizamos el poema, maestra Johansson?

Ella observó a mi amigo, algo perdida en la nada. Asintió.

—¿Puedo ir por mis auriculares a la habitación? —pregunté intentando llamar su atención. Ella y yo hicimos contacto visual.

Estoy jodida.

La amo.

—No puedo dejar que lo hagas, porque tendría que dejar que todos los que no traen auriculares, vayan por ellos, y eso me quitaría la mitad de la clase en idas y venidas.

—Bastaba con decir "no" —murmuré. Ella suspiró, aún manteníamos contacto visual. Se apoyó en sus codos.

—Entonces "no" —dijo y bajó la mirada hasta su libro, ella se puso auriculares.

Bufé.

Elliot me lanzó un par.

—Siempre traigo un par de cable, por si se descargan estos.

Laguna negra |Scarzzie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora