17°

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Lizzie.

Estaba rodeando con mis brazos a aquella mujer que evité toda la mañana, contra todo pronóstico la vida parecía querer ponerme a prueba.

Estuve con la maestra Plaza charlando la mayor parte del día, hemos descubierto que mi hermano y su ex novia fueron novios, ¿no es pequeño el mundo? Y luego de eso, el día fue centrado, pude mantener mis pensamientos apartados de Johansson, pero ahora que la escucho respirar calmadamente contra mi cuello, no puedo evitar sentir que por pacífico que se sienta, estropea mis planes de NO COMETER EL MISMO ERROR.

¿Acaso es tan difícil echarle una mano a un siervo apartado, señor? ¡No soy una mala persona!

Bajé la mirada encontrándome con sus cabellos rubios, deseaba con toda mis ganas subir mi mano y acariciarla, pero simplemente me detenía a pensar que aquello sólo me haría pensar una y otra vez en lo mismo, repitiendo la sensación en mi palma y dedos, recordando el aroma de su ser.

Porque huele muy bien, pero intento no centrarme en eso, es fácil para mi enamorarme de aromas, algo que jamás comprenderé, tengo una fascinación por reconocer el olor de las personas, y si comienzo a memorizar cada partícula dulce de su perfume, acabaré siendo una empalagosa por ella.

No quiero esto. ¿Por qué es tan difícil? Sólo estoy pidiendo a la vida que me aparte de su camino, así como me ha despejado la ruta de aquél hombre al que alguna vez considere el amor de mi vida, cuando mi alma ya no pudo soportarlo, simplemente desapareció, no supe más de él, y realmente creo que lo he superado, he vuelto a pensar en que alguna vez podré enamorarme, no me cierro a esa posibilidad... Es decir, he ido de romance fallido en romance fallido, una vez tras otra, nadie parece tener esa chispa total que logre controlar mi complicado corazón, pero sé que alguna vez podría pasar, ¿es acaso esto una prueba?

Tal vez es una prueba de que realmente puedo evitar tropezarme con exactamente la misma piedra — porque es su versión femenina, la diferencia es que ella no parece una mala persona, pero viendo que yo creía eso de él no me parece que soy la persona adecuada para idealizar a alguien —. Y si es una prueba, sólo quiero pasarla y alejarme de la sensación extraña que tengo a su lado, ¿tal vez siento que es adictiva porque no puede ser mía? Ha de ser eso, no niego que tiene una personalidad encantadora, un ingenio atrapante y un vocabulario que me hace sentir como si cada lectura que le he dado a los diccionarios no fuesen suficientes, pero... ¿Por qué necesito descubrirla tanto?

Dejé ir un suspiro y la vi levantar la mirada, bajé la mía para verla, no podía ni respirar ante tanta cercanía. No deseaba incomodarla, pero claramente me sentía tensa, porque tenerla entre mis brazos me hacía dudar de mi fuerza de voluntad en desventaja de mis sentimientos, pero a su vez no quería apartarla, porque... Aún cuando temía, todo era paz.

¿No es acaso la plenitud un propósito de vida? El problema de este caso, es que ella no es mía, es plenitud artificial.

Puedo verla, puedo admirarla, pero no puedo tocarla, ni siquiera teniendo su rostro a centímetros del mío, sigo siendo la estudiante que le generó confianza por patética, porque he llorado delante de ella y porque me he ofrecido a ser su pañuelo de lágrimas.

¡Oh, Elizabeth! ¿Tú otra vez siendo el pañuelo de lágrimas de un adulto con problemas? ¡Que novedad! Si hasta parece que eres adicta a lo platónico.

—Lamento esto, no quiero quitarte tiempo, es sólo que... — lentamente se separó de mí y le permití el espacio que ambas necesitábamos — me generas la confianza que siento que nadie provocaba en mí hace años, me agrada estar cerca de ti y creo que podemos ser buenas amigas, no lo sé...

La observé fijamente.

Amigas. Claro.

—Yo... Usted también me genera confianza, no es... No es algo que no sea mutuo — susurré.

Laguna negra |Scarzzie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora