51°

2K 362 235
                                    

Scarlett.

—¿Rose? —pregunté entrando en la habitación de la pequeña.

Elliot había llegado a desayunar, sin embargo la pequeña no, pues ayer por la noche su padre se ha marchado. No sé hacía donde ha ido, solo sé que Rose lo vio.

—¿Amor, estás despierta?

—¿Papá, dónde? —preguntó haciendo un puchero.

Mi hija tiene solo tres años, pero sé que su padre es el amor de su vida. Adora a aquél hombre como si se le fuese la vida en ello, y Rose es... ¡Un ángel! Ryan ama a la pequeña, y se volvió muy protector con ella, pues Elliot seguía teniendo aquella cosa de hijo único en ocasiones, y se volvía intenso.

—Papá ha ido en busca de... La abuela,  ¿no te gustaría ver a la abuela? —ella negó — ¿Por qué?

—¡Papá, papá!

Me senté en su cama y ella comenzó a patalear. Tomé un momento interno para respirar, no es su culpa, su padre es... Su persona de confianza y de pronto se ha despertado luego de verlo irse, notó que no fue una pesadilla y se siente abrumada.

El llanto no cesaba, mi cabeza dolía, la ropa húmeda seguía en la lavadora. Debo meterla a secar y aún no logro que mi hija se calme.

—Rose, amor, sé que extrañas a papá, y te prometo que si desayunas, llamaremos a papá para que puedas hablar con él.

Ella pataleó con menos fuerzas. Manos y pies se calmaron.

Observé la habitación.

Será para nuestra princesa, ¿te gusta? —Ryan tomó mi cintura haciéndome girar en el aire. Me aferré a su cuello con una sonrisa.

El lugar es enorme. Nuestro hogar es el absoluto palacio que dijo querer para ambos.

¿Qué te asegura que tendremos una niña? —dije mientras bajaba de forma lenta con sus manos soteniendo mis muslos.

Él besó cortamente mis labios y me acercó a su cuerpo.

Porque sé que serías un gran ejemplo para una pequeña Scarlett... Imagina que tuviésemos una linda rubia corriendo por casa y llamándote mamá...

Sonreí. Sus besos descendieron por mi cuello y...

Lo demás es historia.

—¡Papá! —demandó la pequeña. Me arrodillé junto a su cama de astronautas y asentí mostrándole que estaba de acuerdo con su pedido.

—Llamaremos a papá, pero tendrás que bajar a desayunar algo. Elliot no podrá llamarlo solo, y... Necesitas energía para una misión tan importante —dije yo.

Ella secó sus lágrimas y salió de la habitación con rapidez.

¿Por qué no me siento capaz de entregarme totalmente a la maternidad? ¿Es malo que no ame esto? Amo a mis hijos, los di a luz, los gesté nueve meses y ese vínculo mágico del que hablan y en el cual no creo, se formó. Dentro o fuera de mi vientre, mágico o realista, pero lo hizo. Ese amor existe, pero no amo la maternidad.

Si alguien me permitiera elegir nuevamente, no tendría hijos. No parece un sueño... Como antes lo fue.

Porque... ¿Lo fue, no?

Era mi sueño. Parecía un sueño cuando estaba... Con... Ryan.

[•••]

—El abogado no quiere dar su brazo a torcer con la compañía, sin embargo cree que el auto y la casa serían buenos para ti, porque tienes a los pequeños y él conseguirá algo cerca para visitarlos.

Laguna negra |Scarzzie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora