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Lizzie.

Moth to a flame resonaba en el estéreo de la habitación. Me gusta el hecho de que los cuartos tengan este tipo de detalles, no sé si todos, al menos el mío.

Le preguntaré a Tom.

Observé la hoja unos minutos y luego marqué la clase de la maestra Plaza. Necesitaba tomar idiomas, además es bastante amable y tiene unas lindas mejillas – para no decir que me parece realmente atractiva. – debo tomar literatura, pero tengo la opción de elegir entre Johansson y alguien de apellido "Scott", creo que está claro que no pensaría en inscribirme en la clase de aquella amargada señora.

—Maestro Scott, será. — hice la marca en el papel. — Matemáticas... No es lo mío, mejor artes musicales con el maestro... Isaac. — sonreí. — debo rellenar esto.

Aún quedaban horas libres que debían cubrirse con algo o acabaría yendo a clases que no deseaba.

Sentí el repiqueteo en la puerta. Golpes suaves. Tres.

Avancé hasta ella, la abrí y vi a Tom enseñar una pizza.

—¿Alguien ordenó un Tom?

—No. — fingí cerrar la puerta, pero al verlo hacer un puchero me detuve. — Ven.

Él ingresó dejando la pizza sobre la mesa que había en el centro de la habitación.

—Te tocó la mejor en este piso. De nada.

—¿Y las otras no tienen estéreo o una mesa inamovible e inútil en el centro? — pregunté observando el cuadrado que era mi habitación. — es decir, agradezco el baño, pero todas lo tienen.

—Hey. — señaló la pizza. — sin esta mesa, comerías en el suelo.

Se puso de rodillas y observó los tornillos algo oxidados.

—Pues, no me disgusta, pero entorpece lo suficiente como para dejar en claro que no me sirve tener la mesa allí. — insistí. Tom bufó. — ¿Sabes? Creo que trabajar aquí, te volvió aburrido. Comienzas a verle lo lindo a las cosas feas.

—Tienes razón. — suspiró y sus ojos se clavaron en los míos. — te ves hermosa este año.

Le enseñé la lengua mientras de manera suave lo empujaba hacía el costado.

—Siempre me veo hermosa.

—Eso tiene más sentido aún.

—Estás quedando calvo.

Entrecerró los ojos y abrió la caja de pizza. El aroma inconfundible del queso llegó hasta mis fosas nasales logrando que mis tripas dieran un rugido amargo.

—Tengo tanta hambre que creo que debería comer esto completamente sola.

—Pues puedes ser huraña cuando no haya pizza de por medio. — dijo apartando un trozo. — además tendrás mucho tiempo durante las semanas, trabajo el doble y casi siempre fuera de aquí.

Bufé.

—Básicamente estaré completamente sola. Los fines de semana también estás de aquí para allá.

Tomé un trozo de pizza y me senté en el pequeño sofá antiguo que había a los pies de la cama.

—Ya, pero tendrás clases toda la mañana, de lunes a viernes.

—Y las tardes tan vacías como tu listado de novias. — insistí.

Tom masticó su pizza en silencio. Sonreí. Es divertido molestarlo.

—No diré nada.

—Aburrido.

—Vaga.

—Estuve en coma. No cuenta.

Laguna negra |Scarzzie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora