Lizzie.
—¿Entonces planeas vivir en un lugar diferente?
—No, es decir, estudiaré.
—¿Okay? ¿Dónde? —papá señaló su laptop. Me ofreció universidades fantásticas a las que aplicar.
—La de Los Ángeles.
—Te irás, ¿oíste, Jarnett? Se irá. Nuestra hija se irá.
Giré los ojos.
—Papá, me estás ofreciendo aquella universidad en tus opciones.
—No es la primera —insistió.
—Es la que quiero, me gustaría estudiar allí. Es relajado, más que aquí.
—¿Por qué tan lejos de casa?
—Vendré cada vez que pueda, papá.
Mamá se sentó en su regazo, y apartando la laptop de ambos, decidió hablar.
—Quiero que ambos sepan, que no importa que tan lejos estemos, siempre seremos una familia que se ama, incluso con la distancia.
—Yo sé, mamá... Además, mi boda será aquí. Están ustedes y los padres de mi novia —dije rápidamente. Ellos sonrieron.
—¡Ah, mis consuegros! Que grandes personas.
Mamá asintió y levanté la mirada al reloj de la pared. Scarlett estaba quedándose en un departamento por las vacaciones, y hoy planeabamos ver posibles hogares para los cuatro en Los Ángeles, aunque ella insiste en que hacer un viaje pequeño nos ahorraría las malas impresiones por las páginas con mentiras.
—Debo ver a mi novia, ¿los veo a la cena?
—Iremos a casa de tus suegros. Hoy es jueves de póquer.
—Cierto, ¿se llevan a Piolín y Botones? —pregunté. Ellos asintieron — de acuerdo, entonces cita de juegos... —me levanté —¡Piolín, ven aquí, chico!
El rubio estaba enorme. Debía encontrar una casa con un gran patio para él, no podría dejarlo, no luego de todo lo que hemos pasado.
Es el perro más astuto de todos, él alertó a una pareja que vivía por la zona cuando nos accidentamos, aparentemente huyó y no se quedó tranquilo hasta que los acercó a nuestro volcamiento, e incluso luego, regresó a la cabaña sin rasguño alguno. Mis padres lo llevaron al veterinario y él estaba en mejor estado que todos.
—Debo salir, pequeño. Nos veremos mañana, haz caso a tus abuelos, ¿bien?
Dejó una lamida en mi rostro y sonreí.
—Mi buen chico... ¿Quién es el chico de mamá? Eres tú, sí, eres tú, amor... —dije acariciando sus orejas. Le encanta eso.
—¿Alguna vez nos darás nietos? —preguntó mamá y reí nerviosa.
—Acabo de salir de la escuela. Tengo veintiuno, dame unos cinco o seis años y te responderé.
Dicho eso, huí de la escena del crimen con el pensamiento atorado en los canales de mis ideas.
¿Scarlett gustaría tener un bebé conmigo alguna vez? Es decir, amo a sus hijos, disfruto el tiempo con ellos y todo eso, pero... Uno de ambas... Totalmente de ambas, me refiero a... Nuestros apellidos, por supuesto.
¿Yo quiero un hijo? Me gusta la ropa de bebé, y la idea de sentarme a leer para un pequeño... Me agrada. Imaginar mi abdomen hinchado y saber que allí está un pequeño ser que me dirá "mamá", es lindo, ¿realmente quiero un hijo alguna vez?
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Laguna negra |Scarzzie|
FanficMaestra Johansson. Dedicado a la mujer que es demasiado suya para ser mía. [No se permiten adaptaciones]