Laguna negra |Scarzzie|

6°

Lizzie.

Al acabar la clase, decidí que le diría sobre mi nombre. Tal vez la convencería de que me permita intercambiar de clase con aquella chica de apellido Fanning.

-Es por eso que cuando ella descubre estas pasiones lujuriosas, el deseo y el cuerpo de aquél hombre tan distante de ella, de su situación y... La hacía sentirse deseada, apetecible en un sentido libidinoso... Ella experimenta cosas que creyó que a sus años jamás volvería a experimentar. Recordemos que por la época, la longevidad no era tan extensa...

Se dio media vuelta. La observé unos segundos. No quiero ser una imbécil porque no es justo de mi parte verla como si fuese un postre, pero Dios, realmente me gustan las mujeres, y ella es realmente atractiva... Desde la forma en que sus clavículas parecen esperar que cada maldito collar encaje bien entre ellas hasta sus muslos gruesos y... Bueno...

¡No intento hacerla sentir incómoda! Claro que dejaré de verla en cuanto volteé y tampoco tengo impulsos por decir comentarios estúpidos o...

-Hablamos de algo netamente carnal. -dije yo en voz alta.

Mierda.

Bueno. No fue algo estúpido del todo... O no lo sería si es que mi mirada no siguiera en la parte trasera de sus jeans.

Ella se giró y su mirada conectó con la mía.

-Sí, es exactamente eso. Algo del leñador rijoso con una mujer a la que no parece tomar en cuenta por la forma en que se expresa.

-Es demasiado exquisita en vocabulario, es una mujer de mucho mundo y conocimiento. - insistí. - es por eso que él parece algo atrapado por ella, pero a la vez no parece soportarla.

Johansson sonrió.

-Exactamente, Lizzie. Es algo que titubea entre un lado y otro... Sin duda.

Sonreí de regreso.

Realmente la definí a ella, no a la protagonista, ni siquiera he leído el libro.

Ella parece una mujer plagada de un conocimiento y vocabulario exquisito, cada vez que abre la boca me siento un poco más imbecil que antes.

Y por primera vez, no me molesta...

Todos mantenían la cabeza gacha escribiendo, excepto por mí, ya que había intervenido en la clase. La maestra no apartó su mirada de mí, pero sí acomodó su camisa un poco antes de volver a voltearse.

Un suspiro involuntario escapó desde mis labios. Ella no dijo nada.

No lo notó.

Mierda.

Su móvil comenzó a sonar. Toda la clase prestó atención de pronto y su rostro cambió completamente.

-Debo contestar, disculpen.

Salió del salón rápidamente y todos se quedaron en silencio. No podía ver bien desde aquí, pero definitivamente me interesaba saber... ¿Sería su esposo? ¡No es que me importe! Pero... Chisme es chisme.

Agudizando mis sentidos pude captar una charla.

-¿Cómo resultó eso? ¿Ella está bien? ¿Qué más necesita?

Cuando ingresó al salón su rostro parecía algo acomplejado.

-Debemos acabar la clase aquí, tengo que hacer algunos pendientes. Les agradecería que firmen la lista de clases y se la den a la secretaria. ¿Elliot, podrías? - preguntó ella.

Elliot asintió. Debo admitir que hubiese preferido levantar la mano, acercarme, decirle rápidamente lo de la clase y ofrecerme a llevar la lista...

Pero eso sólo pasó en mi mente antes de que se fuese...