32°

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Lizzie.

—¿Entonces que crees?

—¿Qué? — pregunté sin levantar la mirada de las hojas. Robbie no dijo nada — ¿Entonces? — insistí, esta vez si lo observé.

Sus ojos castaño oscuro se encontraban fijos en mí, no dijo nada, pero sonrió.

—¿Mhm?

Mis mejillas se tiñeron color carmín. Es un mecanismo de defensa, me avergüenzo.

¿He dicho algo? ¿Tengo algo en la cara? ¿Mal aliento?

—Eres preciosa cuando te concentras. Lo eres siempre, pero ahora... Algo tienes.

Sonreí. No sabía que decir. Traía la ropa menos decente de mi closet. La camiseta de mi padre, la camisa que robé de James, unos jeans que estaban gastados y pantuflas.

—No sé qué decirte. Me dejas sin palabras — fui sincera. Él sonrió.

—Dejar sin palabras a una mujer tan lista como tú... Eso es impresionante. Lo marcaré en mi calendario.

Sonreí. Bajé la mirada nuevamente a

Es lindo. Robbie es el tipo de chico que te lleva flores y te dedica la luna, te cuenta sobre lo que le gusta y te repite lo linda que eres. Es como el petalo de una rosa... Scarlett es como... Las espinas.

—¿Por qué creo que deseas decirme algo más? —  pregunté mientras movía mi cabello para dejar descubierto mi rostro.

—No tengo tanto valor, sólo diré que hoy te ves increíble... Como siempre.

No contesté nada, pero le sonreí otra vez. Es adorable ver a Robbie sonrojarse.

Levanté la mirada y me encontré con que la maestra Plaza acababa de entrar en el aula.

Sus ojos se cruzaron con los míos y ella rápidamente bajó la mirada, ni siquiera fue un ápice de contacto.

—Buen día, chicos. Espero que tengan sus deberes listos, los corregiré y sumaremos puntos para el examen que dieron, así lograrán mejorar la calificación.

Algunos ruidos angustiosos se escucharon en el aula. Aubrey estaba pendiente de sus hojas, comenzó a repartir los exámenes sin volver a verme. Me sentí mal por eso, he de aceptarlo.

Sé que huí, pero ella también lo ha hecho.

¿Debería disculparme? Es decir, tuvimos sexo con el alcohol que llevábamos en el cuerpo, no era mucho, pero sí lo suficiente para tomar valor.

No sé, no creo que sea maduro de parte de ambas.

—¿Te sientes bien? Te noto extraña.

—Tengo calor — mentí.

Finalizó su ruta de entrega de exámenes, se detuvo a mi lado, dejó sobre mi mesa mi calificación hacía abajo y palmeó mi espalda de forma muy suave, casi sin querer rozar mi ropa.

Levanté la mirada y lo tomé. Calificación máxima.

Revisé algunas cosas, noté una que otra corrección, y me pareció extraño tener la máxima puntuación.

—¿Qué tal? — preguntó Robbie.

—Muy bien. ¿Tú?

—Mejor que a Florence — elevó ambos exámenes con una sonrisa. Giré los ojos —. Se lo merece, dijo que se sentiría mejor si su puntaje era más alto que el mío.

—¡Hey!

Robbie bajó la mirada cual cachorro triste al verme regañarlo. Plaza me observaba de forma fija, la noté de reojo, al tomar valor para verla, apartó sus ojos de mí.

Laguna negra |Scarzzie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora