Laguna negra |Scarzzie|

25°

Lizzie.

Finalizada la lectura, recordé al maestro Scott. Ojos color miel. Nada de verde por allí.

Suspiré. Seguramente su esposo.

¿Alguna vez conseguiré saber cómo es? O al menos... ¡Su nombre!

—Cree que extraña a su esposo? — pregunté rápidamente —. Suena precioso, y esas emociones... Escribir es todo un mundo, pero lograr expresarse así... Sólo un corazón enamorado.

—O alguien que ha escrito gran parte de su vida... — dijo estirando la mano. Acerqué su libreta — ¿Crees que es exagerado?

—Creo que... Es lindo, me gusta la manera en que describe unos ojos verdes tan... — levanté la mirada cruzándome con la suya — poderosos, brillantes, puros... Amables.

—¿Cómo escribirías esta parte tu? "La tímida mirada parecía desbordar un sinfín de emociones bárbaras..."

—Cambiaría lo de bárbaro. Diría algo como "La tímida mirada parecía cobrar fuerza desbordando un mundo de posibilidades, tantas que se confundían al llegar frente a mí..." ya que usted aquí escribió "me intimidaba pero parecía calmarme, dos sentimientos colindantes pero amigos en nuestra presencia"

—Me encanta... — susurró sin apartar su mirada de mi rostro. Decidí ignorarla manteniendo mis ojos en la libreta —. Pensaba en cambiar lo de presencia por intimidad...

—Me gusta ese concepto, lo vuelve más erótico.

Ella asintió.

—Gracias por ayudarme, realmente... — la maestra rió pero cubrió su rostro con sus manos algo arrepentida —. No quiero decir que te pareces a mi esposo, porque definitivamente no podría comparar a una persona tan linda como tú, con alguien tan... Extraño para mí como él, pero Dios... Siento que tu escritura parece exactamente igual a la suya.

No dije nada. Sólo sonreí.

Él logró que ella gustara de él, ¿cómo? Es decir, no creo que tenga mal gusto. Andrew es guapo, pero... ¿Será que tengo una oportunidad microscópica con mis escritos o debo abandonar aquella idea?

La charla con Elliot me ha dejado algo idiota.

—¿Sabe? Nunca habla totalmente de su esposo, es como si... La historia fuese estresante o tortuosa. No quiero entrometerme o algo, pero... Si desea comentarlo...

Ella no dijo nada. Le dio un largo trago a su bebida y aunque acercó la mano a las botanas, terminó por alejarla mientras un almohadón resguardaba sus muslos y abdomen.

Lo noté.

Tal vez así podría sacarle el nombre, de cualquier manera, me siento menos nerviosa que ayer por la noche. No se me irá ningún detalle.

—Mi esposo y yo... Nos conocimos muy jóvenes, él daba clases como practicante en una escuela de teatro, sus bromas y gracias me hicieron enamorarme perdidamente de él, yo escribía, pero jamás fui tan buena... Al unirnos no solamente formamos una familia, él comenzó a mejorar mis escritos, produjo obras exitosas a base de ideas mal formadas por mí. Es un ser talentoso, y un gran padre...

—¿Y como esposo?

La maestra Johansson parecía dudar. En serio le dolía. Su semblante no quería permitirse decaer, pero claramente sus ánimos no eran los mismos.

—Lo siento, no quiero sonar entrometida, es sólo que... Creo que lo describe, describe una sensación de atracción tan pura en su relato que no puedo no pensar en él, el maestro Scott no se ve del tipo que... "Te abruma con una mirada" — cité su texto.