Al día siguiente, Betty y Jughead despertaron temprano una vez más para su importante asamblea y firma de un importante contrato internacional aquí en París.
Después de haber dormido abrazados, ambos estaban ahora preparándose para su asamblea de hoy, con el sol naciente, entrando por el bellísimo balcón con una maravillosa vista hacia la torre Eiffel y el Río.
Tras prepararse, salieron y desayunaron juntos, tomándose también un café, y así salieron a un gran edificio no muy lejos de su hotel. Era un edificio casi tan grande como el de sus empresas en Estados Unidos. Llegaron, y enseguida fueron reconocidos por todos.
Todos morían por negociar con ésta pareja de esposos.
La asamblea inició de inmediato y fue tan exitosa que parecía mentira. Betty y Jughead estaban muy emocionados, sobre todo cuando firmaron aquel contrato tan importante. Después de la reunión, almorzaron con sus grandes aliados nuevos, fueron debidamente reconocidos y después se pudieron retirar, contentos.
—¡Lo hicimos Betts!— Chilló Jughead, subiendo junto a su esposa al ascensor.
Betty dió unos saltitos, emocionada, y en un arranque de emoción, lo besó. Lo besó, pero fue dulce y amable. Estuvo lleno de magia.
Tras separarse de aquel beso, ambos se miraron con una sonrisa y se abrazaron hasta que el ascensor se detuvo y ellos salieron de ahí.
Salieron de aquel edificio tomados de las manos, ya parecían una pareja real.
—Betty... Es temprano— Le dijo Jughead, mirándola. —Podemos dar un pequeño recorrido por la ciudad si quieres y ya mañana nos vamos—
—¡Si! A la torre, a la torre— Pidió Betty, entusiasmada.
—A dónde tú quieras. Vamos— Le dijo, tomando su mano con más firmeza.
De ésta manera, ambos caminaron hasta la torre Eiffel, que no estaba muy lejos de donde estuvieron anteriormente. Jughead casualmente andaba con una cámara, y con la misma empezó a sacarle fotos maravillosas a su esposa.
—Eso es. Valla... ¿Por qué no te dedicas también al modelaje?— Le preguntó el ojiazul mientras seguía tomándole fotos con su cámara.
Betty sonrió y se sonrojó, y se le acercó a su esposo para mirar las fotos. —Wow... Es increíble Juggie. ¿Eres camarógrafo?—
Jughead negó. —Más o menos. Tomé un taller de fotografía y me compré una cámara. Me gusta— Admitió.
Betty sonrió y lo abrazó. —Gracias, ahora vallamos por un helado—
—¿Dónde venden helados aquí?— Le preguntó Jughead.
—Hay un señor al que mi familia y yo le comprábamos helado cuando yo era pequeña. Veré si aún sigue por ahí, ven— Le pidió, tomándolo de la mano para guiarlo.
Betty lo guió hasta un sitio bastante cerca de la torre Eiffel, y vió cuando los ojos de Betty brillaron al ver a un señor mayor con un carrito de helados. Ese señor, bastante bajito, la miró y también se alegró.
—C'est toi petit— Le dijo el señor, sonriéndole.
—Monsieur Andreu, combien de temps— Le respondió Betty, acercándose y sonriéndole.
—Comment tu as grandi... Qui t'accompagne, belle Elizabeth ?— Le preguntó.
Jughead le sonrió al amable señor. —Je suis ton mari, ravi de te rencontrer— Le estrechó la mano.
Tras intercambiar más palabras con aquel amable señor, Betty y Jughead compraron ahí sus helados y continuaron caminando por la ciudad, tomados de manos.
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°Dulce Matrimonio° 'Bughead'
Fanfiction¿Qué pasaría si tuvieras que casarte por conveniencia?